El silencio de los mongoles - Alfa y Omega

Theodora Vintan Mbilinyi, misionera de la Consolata, nacida en Tanzania, vive en Mongolia desde 2018. Está al servicio de Iglesia anunciando el Evangelio, en diálogo con creyentes de otras religiones y tratando de ser presencia de consuelo entre los más necesitados. Ella dice: «Intentamos vivir fielmente las enseñanzas de nuestro fundador, el beato Giuseppe Allamano, haciendo de la oración el centro de nuestra vida personal y llevándola a nuestro vivir de cada día. He entrado en Mongolia amando, cuidando, respetando, aprendiendo bien el idioma, la cultura, entendiendo el camino de la Iglesia, adaptándome al clima, a la comida… Los primeros pasos no fueron fáciles… ¡La lengua fue un hueso duro de roer! Sin embargo, nunca he perdido la esperanza de tener una experiencia hermosa y significativa. Tengo tantos sueños para mi futuro en la misión… y veo que son posibles con Dios. La mayoría de los mongoles son budistas, por lo que son muy contemplativos. Mantienen siempre un clima de silencio exterior e interior. Son actitudes que me dan la oportunidad de escuchar las diferentes voces de las personas necesitadas, que claman a gritos desde el corazón sin muchas palabras.

Las mujeres que conocí aquí me hicieron descubrir que son capaces de realizar muchos milagros en nuestra vida diaria. La sencillez de los mongoles me acerca a la gente, me ayuda a ser sensible al dolor de los demás, hace creíble mi cercanía, me deja libre para estar cerca de quien sufre. Según mi parecer, las mujeres en Mongolia son más fuertes y trabajadoras que los hombres: dentro de la sociedad y en la familia desempeñan un papel muy importante. Siento la invitación a valorar a cada persona que conozco cada día y los preciosos gestos cotidianos de humildad, bondad, amistad y amor, porque me ayudan a comprender lo mejor de cada persona que vive aquí. Es un regalo, una alegría ser parte de esta primera etapa de evangelización. Espero que los mongoles, a través de nosotros, puedan leer su historia con los ojos de Dios, para que conozcan sus derechos y su dignidad como hombres y mujeres amados por Dios tal como son. La cultura es un aspecto muy importante de la evangelización: me interpela y me invita a conocerla en profundidad, a saber compartir a Cristo para que llegue a la raíz».