El secretario general de la ONU visita Colombia en el quinto aniversario de los acuerdos de paz - Alfa y Omega

El secretario general de la ONU visita Colombia en el quinto aniversario de los acuerdos de paz

Como parte de su viaje, António Guterres se ha trasladado hasta Llano Grande, un pueblo en el que fueron reubicados 117 excombatientes de las FARC para su reintegración y que hoy es un «ejemplo de integración y reconciliación»

Redacción
Guterres antes de intervenir ante la comunidad de Llano Grande. Foto: Naciones Unidas.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha constatado «de primera mano los logros de paz» en Colombia junto al presidente colombiano, Iván Duque, y el ex comandante de las ya extintas FARC y líder del partido Comunes, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, en el quinto aniversario de la firma del acuerdo de paz.

Guterres se encuentra de viaje en el país latinoamericano, y como primera parada se ha desplazado hasta Llano Grande, un lugar «muy simbólico» ya que se trata de uno de los 32 departamentos del país que sufrió de forma más severa los impactos de los 50 años de conflicto. Se estima que hasta el 80 por ciento de la población, según informa Europa Press, estuvo afectada por el conflicto.

El secretario general, que ha visitado el taller de confecciones del pueblo y ha podido hablar con un grupo de excombatientes, ha definido a la localidad «como ejemplo de integración y reconciliación por recibir a los excombatientes con los brazos abiertos y normalizar la vida democrática». «Esto muestra verdaderas cualidades humanas de colectividad, generosidad, esperanza y coraje para construir un futuro mejor», ha agregado.

Cinco años después de la firma del acuerdo de paz que puso fin a 50 años de conflicto en Colombia, Guterres ha señalado que «la paz no viene de un día para el otro. Cuesta trabajo construirla, cuidarla, sostenerla». Se da una paradoja: «el objetivo de la paz es que no haya enemigos en una sociedad, pero desafortunadamente hay enemigos de la paz», ha lamentado. Desde el 2017, solo en el departamento de Antioquia se han registrado 30 homicidios y cuatro desapariciones, en su inmensa mayoría de hombres.

En toda Colombia, el número de asesinatos se eleva a 303 excombatientes y el de desapariciones a 25, mientras que el de defensores de los Derechos Humanos y líderes sociales es de 477 personas, según cifras ofrecidas por la ONU. Por eso, Guterres ha señalado que «garantizar su seguridad es vital para consolidar la paz».

Efrain Zapata, excombatiente de las FARC, ahora trabaja en un taller de confección. Foto: Naciones Unidas / Esteban Vanegas.

Familia Llano Grande

En Llano Grande fueron reubicados 117 excombatientes para su reintegración. Pero su llegada no fue fácil para algunos, como Mariela López, maestra del pueblo: «Ese primer día que yo los volví a ver a ellos, me fui. Me fui para el pueblo y por allá abajo me senté a llorar. Pensaba: “¿cómo hago yo para hablar de paz si yo no he perdonado?” Pero si yo no perdono, pues la que se está haciendo daño soy yo. Y me dije no quiero que ninguna familia en Colombia viva lo que yo viví, y desde hoy voy a aportar lo que sea para que el proceso de paz se dé y para que en Llano Grande se viva la reconciliación».

Igualmente, Luzmila Segura ahora dice sentirse muy feliz, pero durante el conflicto, «una veía a la gente armada que llegaba. ¡Ay, qué miedo, Dios mío! Qué es lo que uno va a hacer, ya vendrán a matarnos», dice en un reportaje publicado por la ONU. «Yo tenía para aquel lado de allá un ranchito, una casita, y, oiga, se enteró la gente armada y hasta los pedazos de bota que uno tenía, a todo eso le metieron candela, todo me lo quemaron». Ahora «me siento muy contenta porque me regalaron la casa. Ahora vive uno como muy tranquilo, muy rico. Hay excombatientes y trabajamos juntos como una familia. La paz ha servido y hasta el momento todo va bien. Todos uniditos. Ya quitó el miedo», dice entre sonrisas.

Este ambiente de familia lo corrobora Jairo Puerta Peña, excombatiente que ingreso a las FARC teniendo 14 años. En la actualidad, atiende un curso de formación como albañil de la construcción y se siente parte de la familia de Llano Grande. «Todos estamos con los mismo objetivos, vivir mejor, trabajar con tranquilidad».

Su compañero de armas Efraím Zapata Jaramillo, que tenía 21 años cuando dejó el trabajo en la construcción que tenía en Medellín y «se subió al monte» con las FARC, explica cómo ha pasado de estar en el monte con un fusil «a bregar» para reintegrarse a la sociedad y poder tener un nivel de vida normal, como cualquier colombiano.

El secretario General de la ONU António Guterres, visita un taller de confección en Llano Grande en el que trabajan exguerrilleros. Foto: Naciones Unidas.

«Todos aquí, excombatientes, no excombatientes, policía y Ejército somos una familia luchando por la paz para seguir adelante y no volver a coger las armas, y que el arma de nosotros sea la palabra no solo para defender nuestros derechos sino los del pueblo colombiano, especialmente el campesinado que está tan abandonado por parte del Estado», dice sentado ante la máquina de coser en la que ahora prepara prendas para la comunidad gracias al material entregado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.