«El Santo Padre conoce bien y ama España»
En una década ha conocido a dos reyes, dos presidentes del Gobierno y ha recibido a los obispos en visita ad limina. A esta cercanía solo le falta la guinda: un viaje
«El Papa Francisco conoce bien y ama España. Cuando uno tiene la oportunidad de dialogar con el Santo Padre se da cuenta del gran conocimiento que tiene de nuestro país, de su cultura, de sus tradiciones y, también, del fútbol». Palabras en Alfa y Omega de Juan José Omella, a quien Francisco envió a Barcelona desde La Calzada-Logroño e hizo cardenal. Antes lo había nombrado miembro de la entonces Congregación para los Obispos, hoy dicasterio. Esta misma semana lo ha llamado para formar parte del Consejo de Cardenales. Pero tras esta afirmación, el también presidente de CEE reconoce que puede haber quien se pregunte por qué no ha venido a visitarnos si nos aprecia tanto. Y contesta: «No ha podido visitar España no porque no lo desee, sino porque hasta el momento se ha mantenido fiel a su compromiso de visitar primero las periferias geográficas, sociales, religiosas y existenciales del mundo».
No ha sido porque no haya recibido invitaciones. Desde la Misa de inauguración de su pontificado, cuando el entonces príncipe Felipe le dijo en los saludos que estaríamos encantados de recibirlo. Y él respondió: «Como está cerca…». Las propuestas se repitieron continuamente con motivo del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús en 2015 y se intensificaron en los últimos años por el Año Santo Compostelano, que se celebró en dos años por la pandemia, y de otro centenario, el de la conversión de san Ignacio. Lo invitaron reyes, presidentes del Gobierno, ministros, presidentes autonómicos y nuestra incansable colaboradora Eva Fernández.
Pero que Francisco no haya venido a España no quiere decir que no haya estado cerca de nuestro país y que conozca lo que pasa en él y en su Iglesia. Por ejemplo, ha citado en más de una ocasión el problema del paro juvenil que vivimos y se ha hecho presente en numerosos eventos y celebraciones a través de mensajes. También ha descolgado el teléfono para llamar a sacerdotes, conventos e, incluso, a una víctima de abusos… Mariano Rajoy fue el primer mandatario europeo en ser recibido por Francisco como Papa, mientras que un año después conoció de primera mano el relevo en el trono español. Se lo explicaron los reyes Felipe VI y Letizia, que realizaron su primer viaje oficial al Vaticano apenas diez días después de la coronación.
Siguiendo con la estela institucional, en mitad de la pandemia, en octubre de 2020, Francisco recibió al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que dejaría una estampa inédita. Además de la seriedad del Pontífice en las fotografías, el Vaticano publicó —nada habitual— su discurso. «Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria», dijo Francisco, que reivindicó el ejercicio de la política como «una de las formas más altas de la caridad». «Transmita lo que piensa el Papa a su Parlamento», le dijo.
A nivel eclesial, la relación también ha sido estrecha. En estos diez años ha recibido en dos ocasiones a los obispos en visita ad limina. La primera en 2014 y la segunda entre finales de 2021 y principios de 2022. También se ha encontrado en varias ocasiones con la cúpula episcopal. En todas ellas ha impulsado la propuesta de Iglesia misionera, el camino sinodal o la lucha contra los abusos, entre otros temas. Según Omella, son tres cosas las que Francisco ha aportado a la Iglesia en nuestro país: «Primero, su inmenso amor al Señor y a la Iglesia. Un amor que se concreta en una predilección por los pobres. En segundo lugar, su llamada a vivir la fe y la evangelización con alegría. Y su coherencia de vida y su humildad, un gran testimonio para todos los ciudadanos de este país y, de manera particular, para los que ejercemos alguna responsabilidad política, social o empresarial».
«Quiere una Iglesia misionera y eso, en un mundo tan falto de sentido como el nuestro, es fundamental», añade el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro. «Nos está poniendo a todos en marcha», afirma en conversación con este semanario Ángel Fernández Collado, que tiene el honor de ser uno de los primeros obispos designados por Francisco para España. Lo eligió como auxiliar de Toledo en 2013, aunque años después lo envió a Albacete, donde está ahora. Cada vez que se ven, el Papa le recuerda esta circunstancia.
Para Cáritas Española, este pontificado ha sido «un impulso, una ayuda y un ánimo» en su tarea, como reconoce su secretaria general, Natalia Peiro. «Nos ha pedido que sigamos el camino de los últimos, de la misericordia y de la renovación», concluye.