El Santo Padre clama contra la hipocresía y el legalismo de los cargos de poder - Alfa y Omega

El Santo Padre clama contra la hipocresía y el legalismo de los cargos de poder

También ha recordado a las víctimas de la DANA y ha pedido un gran aplauso para José Torres Padilla, cuya beatificación tuvo lugar este sábado en Sevilla

Ester Medina
El Papa Francisco durante el ángelus de este domingo
El Papa Francisco durante el ángelus de este domingo. Foto: Vatican News.

En los saludos tradicionales durante el rezo del ángelus de este domingo en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha querido volver a recordar a las víctimas de la DANA que ha asolado especialmente la Comunidad Valenciana y ha dejado numerosos fallecidos y desaparecidos. «Les hago una pregunta: ¿Han rezado por Valencia? ¿Han pensado en hacer una ayuda a esta gente? Es una pregunta solamente», ha interpelado el Santo Padre a los presentes.

Además, ha querido tener presente la beatificación que ha tenido lugar este sábado en Sevilla del padre José Torres Padilla, cofundador de la Compañía de la Cruz, para quien ha pedido un gran aplauso a los miles de fieles que le acompañaban. También ha pedido por la conferencia internacional sobre el cambio climático que tendrá lugar estos días en Bakú (Azerbaiyán) para que sea «un aporte eficaz para el cuidado de la casa común».

Ya en su discurso, el Pontífice ha dirigido una contundente reflexión para invitar a repensar la forma en que ejercemos cualquier cargo de responsabilidad, especialmente aquellos que implican el poder y la autoridad, asegurando que «desempeñar papeles de poder significa sacrificarse tener ternura hacia las personas, especialmente hacia las más necesitadas». Aludiendo a los pasajes del Evangelio que narran cómo Jesús se enfrentó a fariseos y escribas, Francisco ha denunciado la actitud hipócrita que, «tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo se aprovechan de los demás cometiendo injusticias y garantizando la impunidad».

El Papa ha hecho hincapié en el papel de los escribas ya que, en lugar de ser fieles servidores de la Palabra de Dios, usaban su posición para obtener privilegios y beneficios personales. Bajo el manto de una pretendida piedad, cometían abusos y actos de injusticia, en especial contra los más vulnerables. «Con el prestigio y el poder de que gozaban, menospreciaban a los demás, se daban aires de superioridad y, ocultándose tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo, se arrogaban privilegios e incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles», ha expresado.

Lo que debería ser una misión de servicio y entrega, se transformaba en un instrumento de arrogancia y manipulación. Incluso la oración, que debería ser un encuentro íntimo con Dios, «corría el riesgo de dejar de ser una ocasión de piedad fingida».

En este sentido, el Santo Padre nos invita a mirar nuestra vida cotidiana, examinar las actitudes propias y evaluarlas a la luz del Evangelio para que los puestos de autoridad también sean de «abnegación, servicio humilde y ternura hacia los demás». «¿Cómo me comporto en mis ámbitos de responsabilidad? ¿Actúo con humildad, o me enorgullezco de mi posición? Y con mis hermanos y hermanas más frágiles, ¿estoy cerca de ellos, puedo agacharme para ayudarles a levantarse?», son algunas de las preguntas que ha lanzado el Pontífice.