OMP agradece de nuevo a España su ayuda a las misiones en 2020

El responsable de OMP agradece de nuevo a España su ayuda a las misiones en 2020

Mientras en otros países la pandemia redujo considerablemente la contribución, nuestro país la mantuvo en niveles muy similares al año anterior. Su «larguísima tradición» misionera «se mantiene en el presente», ha subrayado Giovanni Pietro dal Toso, presidente internacional de Obras Misionales Pontificias

María Martínez López
Dal Toso agradece el apoyo de España a las misiones
Giovanni Pietro dal Toso durante la rueda de prensa virtual. Foto: OMP

El presidente internacional de Obras Misionales Pontificias, Giovanni Pietro dal Toso, ha vuelto a agradecer a la Iglesia en España su generosidad con las misiones. En un año en el que la pandemia ha reducido considerablemente lo recaudado en muchos países en colectas como el Domund, Infancia Misionera o Vocaciones Nativas, nuestro país ha mantenido su aportación casi intacta. La «pequeña bajada» sufrida en España «no es nada».

En 2020, OMP España ingresó 17,2 millones de euros, de los cuales puso a disposición de Roma 13,7 millones, una vez restados los gastos de gestión propios. A ellos se suma otro medio millón de euros destinados al Fondo de Emergencia COVID-19. Asimismo, a lo largo del mismo año, nuestro país distribuyó 14,7 millones de euros recaudados en 2019. Con ellos, se financiaron 940 proyectos.

Salir «más fuertes» de la crisis

Son algunos de los datos que recoge la memoria anual de 2020, que se ha presentado este martes en rueda de prensa. A pesar de los malos datos globales de 2020, Dal Toso ha mostrado su esperanza de que OMP salga «más fuerte» de la actual crisis, puesto que la pandemia ha hecho que «en muchos sitios se hayan desarrollado nuevas formas de recaudación» y sensibilización.

7.180

misioneros españoles hay en activo en todo el mundo. A ellos se suman 3.400 que ahora trabajan en nuestro país

Su responsable internacional ha participado en la rueda de prensa de OMP España como una muestra más de su «gratitud» a este país. Ya en marzo, con los primeros datos relativos a 2020 en la mano, escribió al cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, para felicitar a nuestro país por el «continuo y ejemplar apoyo a la actividad misionera de la Iglesia».

La historia de Teresita

El presidente internacional de OMP ve en esta generosidad una muestra más de la «larguísima tradición» misionera de España, que «no es solamente» algo «del pasado, sino que se mantiene en el presente». Y se manifiesta de formas variadas, por ejemplo en el elevado número de misioneros de nuestro país en el mundo o en nuevas formas de misión, como las familias misioneras.

En este sentido, Dal Toso ha subrayado el caso de Teresita Castillo de Diego, la niña madrileña de 10 años que hace unos meses conmovió a la Iglesia en nuestro país. Aquejada de un grave tumor cerebral que puso fin a su vida terrena el 7 de marzo, «en las últimas semanas de su vida quiso ser misionera porque sentía esa vocación a pesar de ser una niña y de estar en cama».

Esta llamada a dar a conocer a Cristo «a través del propio sufrimiento» demuestra que «el Señor sigue llamando a los misioneros». Es un signo de esperanza, que demuestra que «el Señor sigue acompañando» a las misiones. «Nos ayuda a mirar al futuro y nos dice que todos podemos participar en la misión» de la Iglesia.

628

proyectos financiados en África en 2019. Es el continente que más se benefició de la generosidad de España

Misioneros hasta el último rincón… de Córdoba

En la rueda de prensa ha participado también Chelo Rodríguez, que lleva 40 años colaborando con la Delegación de Misiones de Córdoba. «No nos gusta llamarnos voluntarios, porque es nuestro compromiso eclesial como cristianos», ha subrayado. «Somos una comunidad que vivimos nuestra fe».

Ha compartido como, fruto de este trabajo de décadas, se ha conseguido «llegar al último rincón de la diócesis» con una amplia red de «enlaces en todas las parroquias, en los colegios» e incluso «en las residencias de ancianos, para que participen como enfermos misioneros». Esto hizo posible que durante la pandemia el trabajo siguiera adelante a pesar de las dificultades, pues cada uno «aportaba sus cinco panes y sus dos peces».