El régimen de Ortega detiene a otro sacerdote en Nicaragua
Fernando Israel Zamora Silva, canciller de la diócesis de Siuna, fue detenido en la noche del domingo. Con él ya son siete los sacerdotes detenidos por el régimen sandinista
Nuevo ataque a la libertad religiosa en Nicaragua. El sacerdote Fernando Israel Zamora Silva, canciller de la diócesis de Siuna, fue detenido en la noche del domingo por la Policía del país. Acababa de participar en una Misa presidida por el cardenal Leopoldo Brenes.
La detención se dio a conocer a través de las declaraciones a EFE de fuentes de la Iglesia católica de Nicaragua, pero las Fuerzas de Seguridad no quisieron responder a las preguntas de los periodistas y no confirmaron ni desmintieron la información.
Fernando Israel Zamora es sacerdote desde hace 27 años. Con él, ya son siete los pastores detenidos, entre los que destaca sobre todo Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, condenado a 26 años por «traición a la patria». Recientemente se informó de su excarcelación, pero después de negarse a abandonar el país volvió a ingresar en prisión.
La última vez que se vieron imágenes del obispo de Matagalpa fue en marzo, cuando la televisión oficialista Canal 4 organizó una visita de unos parientes suyos al penal Jorge Navarro de Tipitapa para aparentar normalidad. Solo unas semanas después el Ejecutivo retiraba sin explicaciones su licencia a la abogado Yonarqui de los Ángeles Martínez García, quien coordinaba la defensa del obispo.
Entre las voces de la sociedad civil que piden amparo, Félix Maradiaga, opositor desnacionalizado y presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua, hizo «un llamado a la comunidad internacional para que atienda esta grave situación de persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua y solicite atención internacional». Asimismo, la Articulación de Movimientos Sociales exigió la libertad del religioso y el respeto a sus derechos humanos.
El régimen de Ortega mantiene una actitud especialmente represiva contra la Iglesia desde que en 2018 párrocos de todo el país acogieran en las iglesias a los manifestantes que estaban siendo perseguidos con una fuerza desproporcionada. El líder sandinista ha encarcelado sacerdotes, expulsado religiosos y cerrado radios, universidades y todo tipo de obras sociales de inspiración religiosa.