El Principito: La gente tiene estrellas, que no son las mismas... - Alfa y Omega

… para uno son guías, para otros luces pequeñas. Yo dejé mi estrella guardadita en un cajón. Lo confieso. Fui a ver El Principito, al Teatro Marquina, con ojos de adulto. Y vi sombreros, en lugar de boas con elefantes deglutidos. Vi una caja de cartón con agujeros, en lugar del escondite de un cordero. Y me sorprendí mucho a mi misma, porque llevo años, como tanta gente fan del pequeño príncipe del aviador Saint-Exupéry, amando su aplastante lógica, que tanto me ha enseñado, y me enseña —les diré que hasta soy una humilde coleccionista de ediciones, y hasta un buen amigo, una vez, por mi cumpleaños, me regaló una caja llena de agujeros para que respirase el animalillo—. Quizá por eso mis expectativas estaban por las nubes, y no supe apreciar la sencillez del montaje de Tercio Sentido y How are you.

Pero dejen que les de la mano y paseemos por el Asteroide B-612, porque aunque yo no supiera saborearlo, los niños que abarrotaban la sala del Marquina no se movieron de sus asientos durante la cerca de hora y media que duró el periplo del niño de traje verde y pajarita roja. Gloria, una pequeña amiga que se sentaba delante, inquieta como ella sola durante los 10 minutos de espera, ni se inmutó. Estaba feliz viendo zorro y serpiente, interaccionando con aviador y rosa, riendo con rey y geógrafo.

Como ya casi todos sabrán, El Principito aprovechó una bandada de pájaros migratorios para explorar otros mundos. Estaba enamorado de su rosa, pero no lograba comprenderla, por más que lo intentase (el amor, ¿eh?). Necesitaba conocer otras flores, ver si ella era única en el mundo, la rosa de su vida, o sólo la amaba por costumbre. Y así, saltando de planeta en planeta, conoció una representación del mundo de hoy: un rey que sólo sabe ordenar, un hombre de negocios que sólo sabe negociar, un farolero que sólo sabe trabajar, un borracho que sólo sabe beber, o un geógrafo que sólo sabe investigar.

Con este texto sobre el sentido de la vida, la soledad, la pérdida y el amor, el 50 por ciento de la obra ya está conseguido. No hay más que recordar que Le Petit Prince es el libro en francés más leído y más traducido —a más de 250 idiomas y dialectos, pufff, ¡pues no me queda ni nada para completar mi colección!—. También es uno de los libros más vendidos de todos los tiempos, con más de 140 millones de copias en todo el mundo.

El segundo paso, el otro 50 por ciento, es cómo transmitirlo. Alberto Arcos en el papel del pequeño nos acerca al niño, sí, pero tan imaginado está en la mente mil y una veces, que para mis ojos adultos fue difícil encariñarme con él. Eso no significa que su personaje no fuese acertado. Un adulto niño es un reto para cualquier actor. Acertados también Jesús Amate, en el papel de aviador, y Ana José Bóveda y Kiko Gutiérrez como el resto de los personajes —esa rosa fetén de Mónica Bilbao y ese rey y zorro, divertidísimos—. No se preocupen, actores. Lo bordan. Su director, Sergio Sáldez, puede estar orgulloso.

Lo más difícil fue la puesta en escena, quizá repetitiva, y con pocas interacciones con el público infantil. Esperábamos más movimiento, más luces, más música, más color, más risa, más llanto…esa rosa maravillosa en escena y no en una pantalla y menos fallos técnicos —aunque se entiende, por ser el día del estreno—. En algún momento miré el reloj, y se estaba representando en el escenario mi libro favorito.

Pero ya les digo: escuchar la sabiduría del pequeño príncipe siempre es un honor. Eso sí, les recomiendo dejarse al adulto en casa y la imagen que siempre se han creado del Principito, y mimetizarse con el público infantil, que salió encantado del Marquina. Y más sus padres, que habían pasado una mañana de sábado feliz, en la que sus hijos conocieron el por qué de la vida, la necesidad de crear lazos, la importancia de amar sin medida, y la valentía de atreverse a preguntar, aunque el interlocutor no esté dispuesto a responder.

El Principito

★★☆☆☆

Teatro:

Teatro Marquina

Dirección:

Calle Prim, 11

Metro:

Banco de España, Colón

Renfe:

Recoletos

OBRA FINALIZADA