El presidente Hollande ignora el éxito de la Manif pour tous. París fue una fiesta por la familia - Alfa y Omega

El presidente Hollande ignora el éxito de la Manif pour tous. París fue una fiesta por la familia

Unos 800 mil según los organizadores; en torno a los 350 mil, según la policía, pero en todo caso, se han cumplido las previsiones, y la manifestación del domingo en defensa del matrimonio fue la más multitudinaria en Francia, desde la que, en 1984, obligó a François Miterrand a retirar su reforma educativa, de radical corte estatalista y laicista. El Gobierno no da marcha atrás ni acepta convocar un referéndum, pero la manifestación demuestra que el Presidente Hollande va a encontrarse con una firme resistencia a su agenda ideológica, y esto, para muchos franceses, ha sido toda una sorpresa

Ricardo Benjumea
Imágenes de la manifestación a favor del matrimonio y de la familia, en París, el pasado domingo 13 de enero.

Frente al sobrenombre Matrimonio para todos, que el Gobierno socialista ha dado a la reforma legal que redefinirá el matrimonio, para equipararlo a las uniones entre personas del mismo sexo, la convocatoria del domingo llevó por lema Manifestación para todos (Manif pour tous).

Los fotógrafos de prensa buscaron especialmente a participantes de grupos integristas o de ultraderecha, pero la imagen global fue claramente festiva y propositiva, con el color rosa como símbolo, gran insistencia en el rechazo de la homofobia (de hecho, algunos grupos de homosexuales apoyaban la manifestación) y multitud de rostros jóvenes y familias al completo. También estuvieron presentes varios diputados de la UMP –principal partido de la oposición, de centro-derecha–, que se sumaron a la petición de la celebración de un referéndum.

La petición es rechazada por el Gobierno. Una portavoz del Elíseo, tras reconocer que ésta había sido «una manifestación consistente» y que «expresa una sensibilidad que debe ser respetada», afirmó que «ello no modifica la voluntad del Gobierno» de aprobar esta ley, que llegará a la Asamblea Nacional el 29 de enero. En cuanto a la renuncia a incluir en la ley la Procreación Médica Asistida para parejas de mujeres lesbianas, los socialistas aclaran que no se trata de una concesión, sino, más bien, de una precaución. Según el diputado ponente de la ley, el objetivo de retirar este polémico apartado, que reconocía un derecho específico a la fecundación asistida para parejas lesbianas, es evitar dar motivos para la declaración de inconstitucional.

Liderazgo de la Iglesia

A mediodía del domingo, tres marchas iniciaron su recorrido en tres puntos distintos de la capital francesa, para confluir, a las 3 de la tarde, en el Campo de Marte, junto a la Torre Eiffel. Entre los convocantes, había 34 organizaciones, entre ellas la Federación Nacional de Asociaciones Católicas por la Familia, además de organizaciones evangélicas, judías y musulmanas.

Simultáneamente, hubo concentraciones de apoyo en diversas ciudades del mundo, como Tokio, Moscú, Jerusalén, Roma, Londres, Madrid y Barcelona.

El apoyo de los obispos a las movilizaciones a favor del matrimonio ha sido nítido. En los últimos meses, la Iglesia ha asumido claramente el liderazgo social en defensa del matrimonio, aunque resaltando siempre que se trata de un movimiento transversal, con ciudadanos de diversas confesiones y distintas ideologías.

En la víspera de la manifestación, el arzobispo de París y presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal André Vingt-Trois, confesó estar «contento al saber que numerosos católicos están movilizados, pero ésta no es una manifestación de la Iglesia contra el Gobierno», aclaró. El cardenal acudió a saludar y animar personalmente a los manifestantes, aunque, como Presidente de la Conferencia Episcopal, prefirió no participar, ya que –dijo– «tengo otros medios para expresar mi punto de vista al Gobierno». Entre los obispos que sí estuvieron presentes, figuraba el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, que argumentó su rechazo en el «debilitamiento de la familia» que va a provocar la reforma y en las consecuencias, sobre todo, para los niños.

Desde la Santa Sede, monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, ha elogiado «la actitud del Episcopado francés», por haber hecho ver a la opinión pública que la defensa del matrimonio «no es una cuestión de un grupo, sino patrimonio de la Humanidad entera». En declaraciones a Radio Vaticano, el prelado advierte de que este tipo de leyes, que niegan el valor intrínseco de la familia, promueven una percepción radicalmente individualista del ser humano, en el sentido de que todo se dirige a «la satisfacción de los deseos del yo». De ahí a «la poligamia o al incesto», por tanto, sólo hay un paso, afirma.

La estrategia de la Iglesia de plantear un diálogo racional y sosegado parece dar resultados. En agosto, el apoyo al llamado matrimonio homosexual concitaba el 65 % de apoyos. Ahora, el porcentaje ha descendido al 56 %, según un sondeo de L’Institut LH2 para el semanario Le Nouvel Observateur (centro izquierda), aunque sólo un 45 % de los franceses apoyan la adopción, frente a un 50 % que se opone. En torno al 70 % de los ciudadanos está a favor de la celebración de un referéndum. En todo caso, la evolución en las encuestas demuestra que la agenda de corte más ideológico del Presidente Hollande se ha topado con una fuerte resistencia, para muchos inesperada. Además de la redefinición del matrimonio, los socialistas anuncian la imposición de una asignatura obligatoria en las escuelas, similar a la Educación para la ciudadanía, de Zapatero, en España, para inculcar los valores del laicismo, y la posible legalización del suicidio asistido.