En 1995 el recién elegido presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, constituyó la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, cuya finalidad era impulsar la reconciliación nacional y promover la justicia restaurativa tras los terribles años del apartheid. Al frente de dicha comisión puso al arzobispo anglicano Desmond Tutu, que había recibido el Premio Nobel de la Paz en 1984. Se trataba de pedir perdón y, si fuera posible, perdonar. Verdugos y víctimas se veían las caras con la verdad de los hechos encima de la mesa. Una iniciativa arriesgada, pero necesaria, y que requería mucho coraje por ambas partes.
El precio del perdón se desarrolla en ese contexto, y se centra en la relación entre Desmond Tutu (Forest Withaker) y Piet Blomfeld (Eric Bana), un presidiario asesino confeso de innumerables negros, un hombre frío, duro y lleno de odio. La película fue dirigida en 2017 por Roland Joffé —el famoso director de La Misión, Los gritos del silencio o Encontrarás dragones—, pero acaba de llegar a España a la plataforma Filmin.
El guion cruza inteligentemente dos tramas: la citada relación entre el arzobispo y Blomfeld, y la investigación sobre una adolescente desaparecida cuya desesperada madre necesita saber si está viva o muerta, y recurre a Desmond Tutu para que le ayude. Pero lo más interesante son las conversaciones que Tutu y Blomfeld van manteniendo a lo largo del tiempo. Inicialmente son entrevistas imposibles por la férrea posición de odio y desprecio del segundo, que se dirige al arzobispo llamándole «negro» o «chaval». Pero se va dando una sutil evolución gracias a la sólida postura cristiana de Desmond Tutu. Porque siempre vence el que abraza más fuerte. Blomfeld trata de quebrar la bondad de su antagonista, intentando contagiarle el odio que lleva dentro. En este sentido recuerda a El silencio de los corderos, cuando Hannibal Lecter busca dominar la mente de la teniente Starling. El cambio de Blomfeld solo será posible cuando salgan a la luz las razones de su odio, que hunden sus raíces en una infancia traumática.
La película es una de las mejores cintas sobre el perdón de los últimos años, y a diferencia de la iraní Yalda, de la que hablamos en estas páginas recientemente, muestra las características del perdón cristiano, que siempre es un don que desborda la bondad y las capacidades de la persona que perdona. Para el arzobispo anglicano es muy importante el apoyo de su mujer, sobre todo en los momentos en los que él flaquea. Desmond Tutu tiene muchos enemigos, incluso entre los policías que vigilan al prisionero o los agentes que están obligados a colaborar con la comisión.
Hay que señalar que no es una película para todos los públicos, ya que contiene algunas escenas violentas fuertes y dolorosas, pero es una cinta profunda y verdadera que se basa en una incómoda verdad: la conveniencia del cristianismo para construir el bien común y para favorecer la reconstrucción de lo aparentemente irreparable. Magnífica propuesta.
Roland Joffé
Reino Unido
2017
Thriller
+ 13 años