El policía de las ratas. Ciencia ficción animal - Alfa y Omega

Dos hombres, dos ratas. Dicho esto, parece dicho casi todo.

Pepe (Joan Carreras) es un policía que se dedica a su trabajo con cierto empeño exagerado y fuera de la norma, de lo normal. Lo cual no extraña a nadie, pues la sangre de la anormalidad corre por sus venas tan veloz, cómo él lo hace por las alcantarillas. No en vano es sobrino de una tal Josefina la cantora, una rata que vivía para el arte y que, al contrario que sus congéneres, le daba igual la búsqueda de comida o cariño.

La sucesión de una serie de muertes producidas en extrañas circunstancias llevan a Pepe a la búsqueda de la verdad. Las preguntas son quién, por qué, cómo y sobre todo, dónde radica el sentido de todo esto, qué ha cambiado en nosotros y hacia dónde nos lleva. Frente a Pepe, una serie de personajes (todos ellos interpretados por Andreu Benito) le dan réplica y permiten el juego entre el relato en primera persona y el diálogo.

Joan Carreras y Álex Benito hacen una interpretación medida que invita a la tensión dramática, pero que en el caso de Joan se convierte en algo complejo, su cadencia de voz, su ritmo y las respiraciones que preceden a cada frase, se hacen tan insoportables como un tic al que no estás acostumbrado. La entonación canturreada de su texto contrasta con la exposición más correcta de Benito. Este uso que hace carreras de la voz teatral, se ve últimamente en algunas obras y es difícil saber si es una nueva corriente interpretativa o un virus maldito con el que se están contagiando distintos actores.

Foto: Heartbreak Hotel

Una producción de la compañía Heartbreak Hotel, Teatro Lliure, el propio Teatro Abadía, la Bienal de Venecia y Transit Proyects, dirigida por Álex Rigola que parece descubrirse como una obra de gran carga social y moral, llena de significados y que en su fondo lo que esconde es una desesperanza profunda de creencia en el ser humano, alienado y vil, que ya somos… o en el que nos convertiremos en un futuro próximo. Nos encontramos ante la adaptación de un texto del mismo título del escritor Roberto Bolaño, y que a su vez está inspirado por el relato de Kafka Josefina la cantora o el pueblo de los ratones.

En esta historia de ciencia ficción las civilizadas ratas viven organizadas y humanizadas bajo la tierra. Constituyen un pueblo que se aleja conscientemente de la superficie, buscando siempre túneles y madrigueras, donde sólo hay un personaje intrigado por la verdad y la justicia, un hombre con sangre de artista, un heredero que posee el don de la fe en sus congéneres, pero que lo ve minado por la brutalidad de la muerte.

Como en una exégesis de un texto religioso, en la obra del director Álex Rigola de nuevo (ya ocurrió con su anterior adaptación de un texto de Bolaño, 2666) se produce un «delirio de interpretación», un camino predecible que cree haber encontrado la llave para saber a ciencia cierta que quería contar el escritor en su texto original y qué quiere contarnos el director. Las críticas y comentarios profesionales que preceden a la función (que antes de presentarse en La Abadía se ha paseado entre otros espacios por la Bienal de Venecia), llegan cargadas de claves que directamente invitan a copiar la interpretación del texto de unos a otros sin buscar puntos de vista que aporten nada nuevo.

Foto: Heartbreak Hotel

Sin embargo, las interpretaciones posibles son muchas. Estamos ante una obra teatral que puede ser casi y prácticamente analizada desde el punto de vista literario, pues respeta en gran medida el relato original del autor chileno ya fallecido. Probablemente le habría gustado escuchar las palabras de su alegoría de alcantarilla, con el eco de un teatro y culminadas por los aplausos del público. Y aún podía haber disfrutado leyendo las críticas que creen desvelar su contenido.

La ventaja de una obra como El policía de las ratas, radica precisamente en la gran cantidad de simbolismos que recoge y las ganas del espectador de buscarle significado. El símbolo, visto como la relación medible entre un significante y un significado, puede ser tan complejo y abstracto como se quiera, por lo que cada espectador podrá recibir este contenido y convertirlo en un mensaje individual, único, y esa es la magia del arte.

Sólo los que tengan alma artística buscarán sentidos, el resto ¿qué hacen? Desde Hoyenlacity.com les invitamos como siempre a escribir su propia crítica, que es la única forma de convertir en algo vivo el teatro; sean detectives, porque como dijo Roberto Bolaño: Asesino o detective, no hay otra elección para un hombre… o para una rata.

El policía de las ratas

★★☆☆☆

Teatro:

Teatro de La Abadía

Dirección:

Calle Fernández de los Ríos, 42

Metro:

Quevedo

ESPECTÁCULO FINALIZADO