El Pilar se suma al maratón de oración del Papa por el fin de la pandemia

En la basílica del Pilar, en Zaragoza se reza el rosario tres veces al día. De esta forma, «siempre están presentes las intenciones del Papa y las de toda la Iglesia», asegura Manuel Amor Moliner, canónigo del Cabildo Metropolitano de Zaragoza. Pero toda esta oración se vivirá de una forma especial este lunes 24 de mayo, cuando el templo se querido sumar al maratón de oración convocado por Francisco pidiendo por el fin de la pandemia desde 31 santuarios diferentes a lo largo del mundo.

«Queremos estar unidos al Papa y a la Iglesia universal pidiendo que se acabe la pandemia y para que volvamos otra vez a las actividades normales», explica el canónigo a Vatican News. En la oración mariana, que se celebrará a las 18:00 horas, también se pedirá «por toda la gente que ha sufrido, sobre todo los que han muerto a causa de la pandemia, por sus familiares que están desolados, para que el Señor por mediación de la Virgen María les haga llegar su fuerza y su Espíritu».

A la plegaria está previsto que acudan «todos los capitulares», explica Amor Moliner, y también un nutrido grupo de fieles. Será un acto sencillo, pero de una gran hondura. «Es un acto de oración a la Virgen…los fieles pronunciando un avemaría tras otro, invocando a nuestra señora, pidiendo por todos los afectados de esta pandemia».

Sede española: Montserrat

El otro templo español que ha tenido una participación activa en el maratón convocado por el Pontífice es el santuario de Montserrat, que, a diferencia de la basílica aragonesa, era una de las 31 sedes de la iniciativa. En concreto, el santuario de Montserrat acogió la oración mariana este sábado 22 de mayo.

El primer templo mariano del mundo

La basílica del Pilar se trata del primer templo mariano del mundo, de ahí su relevancia en que se sume al rezo del rosario convocado por el Papa Francisco pidiendo por el fin de la pandemia.

Según la tradición, «la Virgen vino en carne mortal a Zaragoza, cuando todavía vivía, apareciéndose a las orillas del Ebro al apóstol Santiago y a los discípulos que se encontraban con él», relata el canónico. María «le encargó que levantase un templo en ese lugar. Evidentemente fue un templo muy rudimentario, un templo de adobe», pero que «ya desde el primer momento fue un lugar de reunión bajo el amparo de la Virgen, un lugar de reunión para la primitiva comunidad cristiana que había comenzado con unos mártires».