Francisco afirma que quien hace la guerra responde a una lógica diabólica
«Con el corazón roto por lo que sucede» pide que «callen las armas»
«Slava Isusu Chrystu!», Gloria a Jesucristo. Con estas palabras en ucraniano ha querido el Santo Padre concluir el Ángelus de este domingo. Francisco ha rezado por la paz para Ucrania junto a los fieles en una plaza de San Pedro teñida por las banderas azules y amarillas.
Una vez más, su mensaje ha sido claro y contundente: «Con el corazón roto por lo que sucede en Ucrania, y no olvidemos las guerras en otras partes del mundo, como en Yemen, Siria, Etiopía, repito: ¡que callen las armas! Dios está con los pacificadores, no con los que usan la violencia. Porque quien ama la paz, como dice la Constitución italiana, «repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de otros pueblos y como medio para resolver disputas internacionales».
Francisco no oculta sus continuos esfuerzos para lograr que la agresión rusa se detenga y se respete la soberanía de la nación ucraniana. Este domingo ha hablado de la guerra como una tragedia que nos ha trastocado, que nos ha pasado por encima pese a haber rezado intensamente para que no se emprendiera este camino cuyo retorno se antoja difícil. No obstante, el Santo Padre ha solicitado a católicos y personas de buena voluntad que no cansen de rezar y que lo hagan especialmente el próximo Miércoles de ceniza, jornada de oración y ayuno por la paz en Ucrania, una cita que convocó Francisco la semana pasada en vista del curso de los acontecimientos. «Una jornada para estar cerca del sufrimiento del pueblo ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el fin de la guerra», ha señalado Francisco quien también ha dirigido un mensaje a Putin, evidentemente sin nombrarlo.
«Quien hace la guerra se olvida de la humanidad. No parte de la gente, no mira a la vida concreta de las personas, sino que pone los intereses creados y el poder por delante de todo. Se encomienda a la lógica diabólica y perversa de las armas, que es lo más alejado de la voluntad de Dios, y se distancia del pueblo llano, que quiere la paz. Y que en todo conflicto el pueblo es la verdadera víctima que paga en su propia piel las locuras de la guerra. Pienso en los ancianos, en los que buscan refugio en estas horas, en las madres que huyen con sus hijos… Son hermanos para los que urge abrir corredores humanitarios y que hay que acoger», ha exclamado Francisco.
La Comunidad de Sant’Egidio ha puesto ya a disposición su experiencia en el ámbito de la acogida a través de corredores humanitarios seguros para los refugiados. De acuerdo con la última actualización de cifras de ACNUR el número de refugiados de Ucrania que han cruzado a Polonia, Hungría, Rumania, Moldavia y otros países sigue aumentando y asciende a 368.000 personas.
Recuerdo a los mártires de Granada
Antes de despedirse de fieles, curiosos y peregrinos, el Papa ha hablado de otras víctimas de otra guerra: los 16 mártires beatificados este sábado en Granada, asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa en España en los años 30 del siglo XX. Francisco ha deseado que «el testimonio de estos héroes discípulos de Cristo pueda suscitar en todos nosotros el deseo de servir al Evangelio con fidelidad y valor». A continuación, ha pedido un aplauso para ellos. También ha saludado a los fieles de Madrid y Mérida-Badajoz que han asistido al Ángelus de este domingo.