El Papa sobre la guerra: «¿Cómo es posible?, ¿hemos perdido la memoria?»
Durante el rezo del ángelus ha recordado el 80 aniversario del bombardeo aliado sobre Roma contra los nazis
Los 35 grados en la plaza de San Pedro, ya caliente de por sí por el sol de la mañana, no intimidaron a los 15.000 fieles que se acercaron este domingo para rezar el ángelus con el Papa. Este domingo Francisco explicó que la Palabra de Dios es como una semilla «pequeña, que casi no se ve, pero que hace crecer plantas que dan frutos». Nosotros somos el terreno mientras que Jesús es el sembrador que «conoce nuestro terreno, sabe que las piedras de nuestra inconstancia y las espinas de nuestros vicios pueden sofocar la Palabra, y sin embargo siempre espera que nosotros podamos dar fruto abundante». Por eso, el Pontífice animó a los fieles a «sembrar sin cansarnos».
«¿Yo siembro el bien?»
Y dio algunos ejemplos. Como en el caso de los padres que siembran el bien y la fe en los hijos aunque a veces estos no lo entiendan o aprecien. En cualquier caso, la semilla buena permanece. Pero, «si, cediendo a la desconfianza, renuncian a sembrar y dejan a los hijos a merced de las modas y del móvil, sin dedicarles tiempo, sin educarles, entonces el terreno fértil se llenará de malas hierbas. Padres, no os canséis de sembrar en los hijos», les dijo.
Otro ejemplo que puso es el de los jóvenes que pueden sembrar con su oración y con la donación de su tiempo, «tiempo santo, mientras las satisfacciones aparentes del consumismo y del hedonismo dejan manos vacías». También el Pontífice puso como ejemplo a los «sembradores del Evangelio» que predican «sin registrar éxitos inmediatos».
Para terminar, invitó a recordar a aquellos que sembraron la semilla de la fe en nosotros y a pensar en si precisamente nosotros lo hacemos cada día: «¿Yo siembro el bien? ¿Me preocupo solo por recoger para mí o también de sembrar para los otros? ¿Lanzo algunas semillas del Evangelio en la vida de todos los días: estudio, trabajo, tiempo libre? ¿Me desanimo o, como Jesús, sigo sembrando, también si no veo resultados inmediatos?».
El abrazo de Pío XII
Tras la oración mariana, Francisco recordó que se cumplen 80 años de la ofensiva aliada sobre Roma para liberar a la capital de los nazis. Aquellos bombardeos aliados provocaron ingentes daños entre la población civil. Más de 3.000 personas murieron, 11.000 resultaron heridas y 40.000 se quedaron sin casa. El primer ataque fue el 19 de julio de 1943 y tenía como objetivo el complejo ferroviario del barrio de San Lorenzo. Iba a ser una operación de precisión, pero se transformó en un ataque masivo que se llevó por delante también la vida de 717 civiles solo en ese barrio. A ese le seguirían otros 50 bombardeos más sobre la Ciudad Eterna. Ese 19 de julio, saltándose cualquier protocolo de seguridad, el Papa Pío XII se desplazó en persona al barrio de San Lorenzo para estar con las víctimas, a las que abrazó y bendijo. Las crónicas de la época aseguran que volvió al Vaticano con sus vestiduras blancas manchadas de sangre.
Francisco evocó este domingo ese trágico episodio de la Segunda Guerra Mundial para lamentar que 80 años después estas tragedias todavía se repitan. «¿Cómo es posible?, ¿hemos perdido la memoria? Que el Señor se apiade de nosotros y libere a la familia humana del flagelo de la guerra. En concreto, recemos por el querido pueblo ucraniano que sufre tanto», concluyó.