El Papa sobre Benedicto XVI: «Su pensamiento no fue autorreferencial, sino eclesial»
Francisco ha comenzado la audiencia general de este miércoles honrando la memoria de su antecesor, quien «siempre quiso acompañarnos al encuentro con Jesús»
Cientos de miles de personas se han dado cita este miércoles en el Vaticano, unos para despedirse de Benedicto XVI en el último día de apertura de su capilla ardiente y otros para asistir a la audiencia general con Francisco, que ha comenzado recordando a su antecesor, al que ha descrito como un gran maestro de catequesis.
«Su pensamiento agudo y educado no era autorreferencial, sino eclesial, porque siempre quiso acompañarnos al encuentro con Jesús. Jesús, el crucificado resucitado, el viviente y el Señor, fue la meta a la que nos condujo el Papa Benedicto, llevándonos de la mano», ha dicho el Pontífice, al tiempo que ha pedido «que nos ayude a redescubrir en Cristo la alegría de creer y la esperanza de vivir».
También se ha referido al Papa emérito durante su saludo a los peregrinos de lengua alemana: «¡El que cree nunca está solo! Quien tiene a Dios por Padre tiene muchos hermanos y hermanas. En estos días experimentamos de modo especial cuán universal es esta comunidad de fe y que no termina ni siquiera con la muerte».
Darnos a conocer sin miedo
Durante la catequesis, Francisco ha reflexionado sobre el acompañamiento espiritual, que es «importante, en primer lugar, para el conocimiento de uno mismo» y también «una condición indispensable para el discernimiento».
Para la correcta realización de esta práctica, ha recomendado «darnos a conocer sin tener miedo a compartir los aspectos más frágiles, en los que nos descubrimos más sensibles, débiles o temerosos de ser juzgados». En este sentido, el Pontífice ha subrayado que la fragilidad «es, en realidad, nuestra verdadera riqueza, que debemos aprender a respetar y acoger, porque, ofrecida a Dios, nos hace capaces de ternura, de misericordia, de amor».
Según Francisco, la fragilidad «nos hace humanos», y también divinos. De hecho, «no es casualidad que la primera de las tres tentaciones de Jesús en el desierto intente robarnos nuestra fragilidad». El diablo la presenta «como un mal del que hay que deshacerse», pero «es nuestro tesoro más preciado». Es más, «Dios, para hacernos semejantes a Él, quiso compartir hasta el final nuestra fragilidad».
Por último, el Papa ha puesto de modelo a la Virgen, que «habla poco, escucha mucho y guarda su corazón. Y las pocas veces que habla, deja huella». Como ejemplo, ha recordado una frase de María en el Evangelio de Juan: «“Haced lo que Él os diga”. María sabe que el Señor habla al corazón de cada uno, y nos pide que traduzcamos esta palabra en acciones y opciones».