El Papa reza el ángelus desde casa
«Hoy no puedo asomarme a la ventana porque tengo este problema de inflamación en los pulmones», ha explicado
Según ha informado la Santa Sede, Francisco padece un proceso gripal que se intensificó ayer. Por precaución, se trasladó al hospital Gemelli y un TAC constató que no había ulteriores complicaciones pulmonares. Sin embargo, con el fin de favorecer la recuperación, este domingo no se ha asomado a la ventana del estudio papal en el Palacio Apostólico, sino que ha dirigido el rezo del ángelus desde la capilla de Casa Santa Marta. Es la capilla donde el Papa celebra Misa cuando tiene visitas en casa o algunas bodas y bautizos. Hasta la pandemia, presidía la Misa allí a diario y la grababa el entonces Centro Televisivo Vaticano para difundirla después públicamente. Tras la pandemia esta costumbre se perdió. Pero lo aprendido entonces ha servido para tener todo listo y poder retransmitir el rezo del ángelus en directo al mundo. Desde la plaza, se ha podido seguir a través de pantallas.
El Papa ha saludado a los fieles explicando que este domingo no podía acompañarlos presencialmente: «Queridos hermanos y hermanas. Hoy no puedo asomarme a la ventana porque tengo este problema de inflamación en los pulmones. Quien leerá la reflexión será monseñor Braida, que se la sabe bien porque es él quien las hace y las hace siempre muy bien. Muchas gracias por vuestra presencia».
Tos y una vía en la mano derecha
Mientras Paolo Braida leía, el Santo Padre ha tosido un par de veces. Además, era visible una vía en su mano derecha, dado que ayer fue sometido a distintas pruebas en el Gemelli y quizá se le esté suministrando medicinas de manera intravenosa.
El sacerdote ha explicado que Jesús no es un rey que llamará a su derecha a aquellos amigos que le han ayudado a «conquistar territorios, a ganar batallas, a engrandecerse entre otros gobernantes, tal vez a aparecer como estrella en las primeras páginas de los periódicos o en las redes sociales». Por el contrario, según los criterios de Jesús, sus amigos «son aquellos que le han servido en las personas más débiles». Por eso, los «bienaventurados» del Evangelio son también aquellos que responden a estas circunstancias de los hermanos «con amor y servicio: no apartándose, sino dando de comer y de beber, vistiendo, acogiendo, visitando, en una palabra, estando cerca de los necesitados».
«No os olvidéis de rezar por mí»
Tras la oración mariana —que sí ha dirigido el Papa—, Braida también ha leído los llamamientos de Francisco en los que ha recordado que se acaba de conmemorar el Holodomor ucraniano, «el genocidio perpetrado por el régimen soviético que hace 90 años causó la muerte de hambre de millones de personas». Lejos de olvidarse «esa lacerante herida se hace más dolorosa por la atrocidad de la guerra que continúa sufriendo ese querido pueblo».
También ha celebrado la liberación de los rehenes israelíes y ha deseado que se continúe por ese camino. «Y que se insista en el diálogo. Es la única vía para tener paz. Quien no quiere dialogar, no quiere la paz», ha añadido Braida, que este domingo se ha convertido en la voz de Francisco. Por último, ha recordado que en la fiesta de Cristo Rey se celebra la Jornada Mundial de la Juventud a nivel diocesano y que el próximo viernes el Pontífice viajará a Dubái para participar en la COP28.
Antes de terminar, Francisco ha tomado la palabra para despedirse de los fieles en la plaza: «A todos os deseo buen domingo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buon pranzo e arrivederci».