El Papa recuerda que la gente merece que los sacerdotes tengan «la conciencia limpia»
Francisco visitó a Benedicto XVI para felicitarlo por su próximo cumpleaños
El Papa ha presidido en la basílica de San Pedro la celebración de la Misa Crismal con la que da comienzo el Triduo Pascual. La misa crismal conmemora la institución del Orden sacerdotal y en ella los sacerdotes renuevan las promesas hecha en el momento de su ordenación. Es también una celebración en la que los obispos bendicen los óleos y el crisma que se usarán durante el año para impartir los sacramentos. Por ello, el Pontífice, como obispo de Roma, también ha bendecido los óleos que se usarán durante este año en su diócesis para administrar la Unción de enfermos y el Orden sacerdotal.
Con motivo de esta jornada, Francisco suele dirigir su homilía especialmente a los sacerdotes. A estos les ha recordado que «no hay mayor salario que la amistad con Jesús, no lo olvidéis; no hay paz más grande que su perdón, lo sabemos; no hay precio más costoso que el de su Sangre preciosa, que no debemos permitir que se desperdicie con una conducta que no sea digna». Ha insistido en esta idea de la ejemplaridad sacerdotal al asegurar que la fidelidad al Señor también pasa por servir «al santo pueblo fiel de Dios» con «la conciencia limpia», algo que «la gente merece y necesita». Para lograrlo, Francisco ha invitado a los sacerdotes a mantener la mirada fija solamente en Cristo. De esta forma, el Señor también podrá ver «los ídolos escondidos» que cada uno conserva en lo más profundo del corazón.
«El demonio es un gran diplomático»
Esos ídolos «restan espacio a la Trinidad para dárselo al demonio en una especie de adoración indirecta: la de quien los esconde, pero escucha constantemente sus discursos y consume sus productos de forma que, al final, lo único que queda es un rinconcito para Dios», ha advertido el Papa que también ha hablado de los demonios «educados» que piden permiso para entrar y acaban haciéndose «con toda la casa». «El demonio es un gran diplomático», ha continuado Francisco al asegurar que el maligno sabe moverse sibilinamente para obtener sus objetivos. Como en otras ocasiones, el Papa ha alertado sobre tres actitudes idolátricas en las que se suele esconder el demonio: la mundanidad, el pragmatismo y el funcionalismo.
Sobre la mundanidad espiritual, ha asegurado con contundencia que «un sacerdote mundanizado no es más que un pagano cristianizado» porque solo busca la propia gloria. Sobre el pragmatismo, el Papa ha aclarado que los criterios estadísticos no pueden ser los únicos porque en la Iglesia las personas no se pueden «numerar» del mismo modo que el Espíritu Santo no se puede «medir». Esta es una lógica que busca solo garantizar la propia seguridad. La tercera idolatría es el funcionalismo que «no tolera el misterio y solo busca la eficacia». Es un ídolo, según ha explicado el Papa, «que elimina en nosotros la presencia del Padre». «El sacerdote con mentalidad funcionalista se nutre a sí mismo con su ego».
Francisco ha concluido su homilía con una propuesta a los sacerdotes para deshacerse de estas idolatrías espirituales: «dar espacio para que el Señor pueda destruir estos ídolos escondidos; tenemos que recordarlos para que no renazca la cizaña de estos ídolos que hemos sabido esconder entre los pliegues de nuestro corazón».
Visita a Benedicto XVI con motivo de su cumpleaños
En dos días, Benedicto XVI cumplirá 95 años. Con motivo de tal fecha, el Papa Francisco lo visitó este miércoles por la tarde para felicitarlo en persona. De acuerdo con el comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano, Francisco llegó sobre las seis de la tarde al Monasterio Mater Ecclesiae. Ambos papas mantuvieron una breve y afectuosa conversación y rezaron juntos durante unos instantes. La visita con motivo del cumpleaños de Benedicto XVI era ya una costumbre consolidada entre Francisco y el Pontífice Emérito que la pandemia truncó.