El Papa reclama una teología moral pegada a la realidad
En un mensaje con motivo del 150º aniversario de la proclamación de san Alfonso María de Ligorio como doctor de la Iglesia recuerda que los principios teóricos por sí solos no son suficientes
El Papa Francisco ha enviado este martes un mensaje al superior de la Congregación del Santísimo Redentor y moderador general de la Academia Alfonsiana, el padre Michael Brehl, con motivo del 150 aniversario de la proclamación de san Alfonso María de Ligorio como doctor de la Iglesia. Un escrito en el que reivindica que la teología moral debe estar cerca de la realidad.
«Siguiendo el ejemplo de san Alfonso María de Ligorio, invito a los teólogos morales, a los misioneros y a los confesores a entrar en una relación viva con los miembros del pueblo de Dios y a mirar la existencia desde su perspectiva, para comprender las dificultades reales que encuentran y ayudar a cuidar sus heridas», escribe el Pontífice.
En este sentido, recuerda que la teología moral no puede reflexionar «solo sobre la formulación de principios, de normas, sino que necesita hacerse cargo propositivamente de la realidad que supera cualquier idea». Y añade: «Esto es prioritario, porque el conocimiento de los principios teóricos por sí solos no es suficiente para acompañar y sostener las conciencias en el discernimiento del bien a realizar. Es necesario que el conocimiento se haga práctico a través de la escucha y la acogida de los últimos, los frágiles y los que la sociedad considera como un descarte».
Opción por los pobres y necesitados
Precisamente, el Papa cita varias veces a lo largo del mensaje la opción preferencial por los pobres: «Estamos llamados a salir al encuentro de la gente como comunidad apostólica que sigue al Redentor entre los abandonados. Este salir al encuentro ayuda a superar la ética individualista y a promover una madurez moral capaz de elegir el verdadero bien».
Asimismo, advierte del peligro de «absolutizar los derechos de los fuertes, olvidando a los más necesitados» y agrega que la teología moral «no debe tener miedo de hacerse eco del grito de los últimos de la tierra y hacerlo suyo», pues «la dignidad de los frágiles es un deber moral ineludible e inaplazable».
Con todo, volvió a la figura de san Alfonso María de Ligorio para –que pasó del «rigorismo» a la «misericordia»– proponer su «estilo de teología», que es «capaz de conjugar las exigencias del Evangelio y la fragilidad humana».