«Quien ama no permanece rígido, sabe cambiar sus esquemas» - Alfa y Omega

«Quien ama no permanece rígido, sabe cambiar sus esquemas»

El Papa se ha mostrado preocupado por la situación en Níger. La CEDEAO ha decidido intervenir militarmente en el país, aunque mantiene abierta la vía diplomática

Ángeles Conde Mir
Foto: CNS photo/Vatican Media

El Papa Francisco ha centrado su catequesis de este domingo en la reflexión del Evangelio sobre la mujer cananea que pide a Jesús que cure a su hija porque tiene un demonio. A partir de este episodio, ha explicado que Dios es amor y, por tanto, «quien ama no puede permanecer rígido en sus propias posiciones».

El Santo Padre ha destacado cómo la perspectiva de Jesús cambia ante la fuerza de la fe de la mujer cananea quien le solicita en varias ocasiones que cure a su hija. Así, según ha explicado el Pontífice, Cristo adelanta sus planes y «ante su caso concreto se convierte aún en más condescendiente y compasivo». Como Dios es amor, quien ama no puede permanecer enrocado en sus posiciones, «sino que se deja mover y conmover; sabe cambiar sus esquemas». Porque Jesús estaba dirigiendo su predicación al pueblo elegido solamente, pero, a partir de la petición insistente de esta mujer, Cristo cambia y así «el Espíritu Santo empujaría la Iglesia hasta los confines del mundo».

La docilidad para cambiar

Por eso, Francisco ha invitado a imitar a Cristo con la disponibilidad del cambio: «Cuánto bien hace en nuestras relaciones, pero también en la vida de fe, ser dóciles, escuchar verdaderamente, enternecernos en nombre de la compasión y del bien ajeno, como Jesús con la cananea. La docilidad para cambiar, corazones dóciles para cambiar».

Por otro lado, el Pontífice también ha analizado la actitud de la mujer que era extranjera y desconocía los usos y costumbres del pueblo de Israel. Por eso, ha explicado que la mujer entabla un diálogo directo con Jesús, le busca pese a cualquier obstáculo. «He aquí la concreción de la fe, que no es una etiqueta religiosa, sino una relación personal con el Señor. La fe de la mujer no está hecha de protocolo teológico, sino de insistencia; no de palabras, sino de oración», ha dicho Francisco.

Como es habitual, el Santo Padre ha dejado a los fieles unas preguntas para la reflexión: «¿Yo soy capaz de cambiar de opinión? ¿Sé ser comprensivo y compasivo o permanezco rígido en mis posiciones? La rigidez está mal. La firmeza está bien. Y a partir de la fe de la mujer: ¿cómo es mi fe? ¿Se detiene en conceptos y palabras o es realmente vivida con la oración y las acciones? ¿Sé dialogar con el Señor, insistir con Él, o me conformo con recitar cualquier fórmula hermosa?».

Al borde de una guerra

Tras el rezo de la oración mariana, el Papa ha expresado su preocupación por la situación en Níger tras el golpe de Estado que ha desatado los peores miedos a una nueva guerra en el Sahel. Por eso, «me uno al llamamiento de los obispos a favor de la paz en el país y de la estabilidad en la región del Sahel», ha asegurado. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ha decidido intervenir militarmente en el país, aunque mantiene abierta la vía diplomática y es en la que confía Francisco que ha invitado a la comunidad internacional a que encuentre «cuanto antes una solución pacífica por el bien de todos». El Papa ha invitado a rezar por el pueblo nigerino y por todos los países donde hay conflictos abiertos, «especialmente, recemos por Ucrania que sufre desde hace tanto tiempo».

30 años del asesinato del pacificador

Treinta años después del asesinato de Don Pino Puglisi, acaecido a manos del crimen organizado la noche del 15 de septiembre en el barrio de Brancaccio, de Palermo, el Papa ha querido unirse espiritualmente a la archidiócesis de la capital siciliana en una carta dirigida al arzobispo Corrado Lorefice.

En la misiva, Francisco ha invitado a los presbíteros a seguir el ejemplo del sacerdote mártir de la fe, a ocuparse de los pobres, de los más débiles y de los últimos, a estar unidos contra la omisión y a prestar especial atención a los jóvenes. El Pontífice ha recordado que el padre Puglisi terminó «trágicamente su existencia terrena en aquel mismo lugar donde había decidido ser pacificador, sembrando la semilla de la palabra que salva, que anuncia el amor y el perdón en un territorio que para muchos era árido y pedregoso», pero donde Dios «hizo crecer juntos el trigo bueno y la cizaña».