El Papa pide que el Jubileo de 2025 aúne las dimensiones espiritual y social
Francisco encarga a Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, la organización y preparación del año santo
El Papa ha enviado este viernes una carta a Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, en calidad de organizador del Jubileo de 2025. Una cita ante la que Francisco pide que se tenga en cuenta la dimensión social, además de la espiritual. «La dimensión espiritual del Jubileo, que nos invita a la conversión, debe unirse a los aspectos fundamentales de la vida social para formar un conjunto coherente», ha añadido el Pontífice.
Según ha explicado, este año santo llega en un momento muy especial, después de dos años de una pandemia que «ha cambiado nuestro estilo de vida» y en el que «hemos pasado juntos los mismos sufrimientos y limitaciones». «Nuestras iglesias han sido cerradas, así como las escuelas, fábricas, oficinas, tiendas y espacios recreativos. Todos hemos visto limitadas algunas libertades y la pandemia ha despertado, a veces, la duda, el miedo y el desconcierto», ha agregado.
En este sentido, ha reconocido que confía en que, poco a poco, esta situación pueda ser superada, aunque ha recalcado que esto será más fácil de alcanzar «en la medida en que se actúe de forma solidaria, para que las poblaciones más desfavorecidas no queden desatendidas».
«El próximo Jubileo –ha continuado– puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante. Pienso en los numerosos refugiados. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación del Jubileo».
Camino común y oración
Por otra parte, ha incidido en la necesidad de que la preparación de este año fortalezca «el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser, cada vez más claramente, signo e instrumento de unidad en la diversidad». «Será importante ayudar a redescubrir las exigencias de la llamada universal a la participación responsable», ha añadido.
Con todo, propone que el año previo al Jubileo, el 2024, se dedique a la oración, «para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo». Un año «intenso» de oración, ha concluido, en el que «los corazones se puedan abrir para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del padrenuestro el programa de vida de cada uno».