El Papa pide por el fin de los enfrentamientos en Jerusalén y Colombia
En el rezo del Regina caeli de este domingo, ha orado por la paz junto a los colombianos presentes en San Pedro y ha pedido que la ciudad santa se respete la «identidad multirreligiosa y multicultural» de la ciudad santa
«La violencia solo genera violencia. Basta de enfrentamientos». Ha sido uno de los principales mensajes que ha lanzado este domingo el Papa Francisco durante el rezo del Regina caeli. Uno de los lugares a los que se refería era a Jerusalén, sumida durante los últimos días en una oleada de enfrentamientos entre manifestantes palestinos y miembros de las fuerzas de seguridad israelíes en torno a la explanada de las mezquitas.
El Santo Padre ha invitado a «buscar soluciones compartidas» para la ciudad santa. «Rezo para que sea un lugar de encuentro y no de enfrentamientos violentos, un lugar de oración y de paz», ha subrayado. Cualquier solución para la ciudad debe respetar su «identidad multirreligiosa y multicultural», de forma que «prevalezca la fraternidad».
En la noche del sábado, nuevos choques se saldaron con más de 50 heridos en diferentes barrios de Jerusalén Este, según anunció la Media Luna Roja palestina y recoge EFE. El viernes, en torno a la Explanada de las Mezquitas se produjeron más de 200 heridos. Estados Unidos, la Unión Europea y varias potencias regionales llamaron a la calma. Las tensiones se han disparado en las últimas semanas por las restricciones israelíes al acceso a partes de la Ciudad Vieja durante el Ramadán y la amenaza de desalojo que pesa sobre cuatro familias palestinas para dar paso a los colonos judíos.
Atentado en Kabul
El Pontífice ha aludido tras el Regina caeli también a las al menos 55 víctimas mortales y a las otras 150 que sufrieron heridas el sábado en el atentado contra un colegio femenino en Kabul (Afganistán). «Una acción inhumana que golpeó a tantas jovencitas a la salida de la escuela. Recemos por cada uno de ellas y por sus familias. Y que Dios conceda la paz a Afganistán», ha rogado.
En su lista de preocupaciones se encontraba asimismo Colombia, donde una veintena de personas han muerto en los últimos once días, en el marco de una oleada de protestas contra el Gobierno. «Expreso mi preocupación por las tensiones y enfrentamientos violentos en Colombia», ha dicho. Al saludar a varias decenas de colombianos que acudieron con banderas de su país a la plaza de San Pedro, les dijo: «Rezamos por vuestra patria». Se sumaba así al llamamiento de la Conferencia Episcopal Colombiana, que el viernes convocó una jornada de oración por el país.
Según la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, hay once fallecimientos ligados directamente a estos hechos, y otros siete están «en verificación». Sin embargo, según la ONG Temblores son 37 las víctimas morales. Hay además 1.708 casos de uso abusivo de la fuerza, al menos 26 víctimas de agresión ocular, 234 casos de violencia física y 934 detenciones arbitrarias.
El juez mártir de la mafia, beatificado
En otro orden de cosas, el Papa ha recordado que este domingo, en Agrigento, ha sido beatificado Rosario Angelo Livatino, un juez que combatió con firmeza a la mafia. Fue asesinado el 21 de septiembre de 1990 a los 38 años por la mafia local, la Stidda. «En su servicio a la comunidad como juez recto, que nunca se dejó corromper, se esforzó por juzgar no para condenar sino para redimir. Su trabajo lo puso siempre bajo la protección de Dios; por eso se convirtió en un testigo del Evangelio hasta su heroica muerte», ha subrayado Francisco, que autorizó el reconocimiento de su martirio en diciembre del año pasado. «Que su ejemplo sea para todos, especialmente para los magistrados, un estímulo para ser fieles defensores de la legalidad y la libertad».
El Santo Padre ha dirigido por último un saludo especial a las madres, puesto que en diversos países del mundo este domingo está dedicado a ellas. Ha pedido un aplauso, y que se recuerde también «a las que ya no están con nosotros». En este sentido, antes del Regina caeli, la oración mariana pascual, ha dirigido su pensamiento también a tantas mujeres que «son víctimas hoy en día» de un amor enfermo que se transforma en violencia. Esto no es amor, ha subrayado, ya que «amar como ama el Señor quiere decir apreciar a la persona que está a nuestro lado y respetar su libertad».
Hacía esta reflexión a la luz del Evangelio del día, que le ha llevado a preguntarse «cuál es este amor en el que Jesús nos dice que permanezcamos para tener su alegría». Un amor, ha comenzado a explicar, que «tiene origen en el Padre, porque Dios es amor». Y que es «puro, incondicional, gratuito».
Amar como Cristo para tener su alegría
Jesús nos regala este mismo amor, «nos trata como amigos», nos da a conocer al Padre «y nos involucra en su misma misión por la vida del mundo». Para permanecer en este amor, ha continuado, es necesario cumplir con los mandamientos de Dios que Jesús resumió en uno: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado».
Esto significa «ponerse al servicio de los hermanos, tal como hizo Él al lavar los pies de los discípulos. Significa salir de uno mismo, desprenderse de las propias seguridades humanas, de las comodidades, para abrirse a los demás, especialmente a quienes tienen más necesidad. Significa ponerse a disposición con lo que somos y lo que tenemos». Esto, ha añadido, nos llevará a tener la misma alegría que Cristo posee «porque está en comunión total con el Padre».
En contraste con esto, el Papa ha advertido frente al riesgo de desviarnos del camino y optar por «otros amores» como el dinero, el éxito o el poder. «Estos caminos engañosos nos alejan del amor al Señor y nos llevan a ser cada vez más egoístas, narcisistas y prepotentes. La prepotencia conduce a una degeneración del amor, a abusar de los demás, a hacer sufrir a la persona amada».