Francisco pide «escuchar al corazón» y «estar atentos a las cosas inesperadas»
Durante la audiencia, Francisco ha utilizado la figura de san Ignacio de Loyola para continuar hablando sobre el discernimiento
El Papa ha continuado en la catequesis de este miércoles con el tema del discernimiento. En esta ocasión, ha reflexionado a partir de un santo muy cercano para él como es san Ignacio de Loyola y de una experiencia conocida por todos: su conversión a raíz de una herida en la pierna acaecida durante una batalla.
Francisco ha resumido la historia así: Ignacio se encuentra en casa convaleciente después de haber sido herido en batalla en una pierna. Para liberarse del aburrimiento pide leer algo. A él le encantaban los cuentos de caballería, pero lamentablemente en casa solo había vidas de santos. Un poco a regañadientes se adapta, pero durante la lectura comienza a descubrir otro mundo, un mundo que lo conquista y parece competir con el de los caballeros. Se queda fascinado por las figuras de san Francisco y de santo Domingo y siente el deseo de imitarles. Pero también el mundo caballeresco sigue ejerciendo su fascinación sobre él. Y así siente dentro de sí esta alternancia de pensamientos, que parecen ser equivalentes.
De este relato, el Pontífice ha destacado dos aspectos, además de la recomendación de leer las vidas de los santos «porque muestran de forma narrativa y comprensible el estilo de Dios en la vida de personas no muy diferentes de nosotros. Sus acciones hablan a las nuestras y nos ayudan a comprender el significado». El primer aspecto es el tiempo, que es diferente en el caso del mundo y de Dios. «Los pensamientos del mundo al principio son atractivos, pero después pierden brillo y dejan vacíos, descontentos». Sin embargo, «los pensamientos de Dios, al contrario, suscitan al principio una cierta resistencia, pero cuando se les acoge traen una paz desconocida que dura en el tiempo».
Por otro lado, el Santo Padre ha explicado que «hay un desarrollo del discernimiento». Es decir, que «el bien no se entiende de forma abstracta, general, sino en el recorrido de nuestra vida». En el caso de san Ignacio, «cuando estaba herido en la casa paterna, no pensaba precisamente en Dios o en cómo reformar su vida». No. «Él hace su primera experiencia de Dios escuchando al propio corazón», y escrutando este es cuando se da cuenta de que «las cosas que son a primera vista atractivas lo dejan decepcionado y con otras cosas menos brillantes siente una paz que dura en el tiempo». En este sentido, el Papa ha preguntado a los fieles: «¿Sabes escuchar el propio corazón? Para tomar decisiones buenas hay que escuchar el propio corazón».
Aparente casualidad
Por último, Francisco ha subrayado otro punto importante del discernimiento: la aparente casualidad en los acontecimientos de la vida. «Todo parece nacer de un banal contratiempo». Como en la historia de san Ignacio, que «no había libros de caballería sino solo vidas de santos». Y es que «Dios trabaja a través de los eventos no programables, y también en los contratiempos. Un consejo: estad atentos a las cosas inesperadas. Ahí habla Dios».
El discernimiento, ha concluido el Pontífice, «es la ayuda para reconocer las señales con las cuales el Señor se hace encontrar en las situaciones imprevistas, incluso desagradables, como fue para Ignacio la herida en la pierna. De estas puede nacer un encuentro que cambia la vida, para siempre. Que el Señor nos ayude a escuchar nuestro corazón».
Parar la guerra
Una vez concluida la catequesis, Francisco, que no ceja en su empeño de tratar de parar la guerra de Ucrania, ha asegurado que no olvida a «la martirizada Ucrania». La alocución se produjo durante los saludos a los fieles en los distintos idiomas. En concreto, cuando se dirigía a los fieles italianos, el Pontífice ha pedido «a cada uno que sea artífice de la paz y que rece para que se extiendan por el mundo pensamientos y proyectos de concordia y reconciliación» ante «todos los escenarios bélicos de nuestro tiempo». Y ha añadido: «Hoy estamos viviendo una guerra mundial. Detengámosla, por favor».
Por otro lado, ha asegurado su cercanía a todas las madres que en este momento tienen a un hijo que sufre por cualquier motivo: enfermedad, marginación, cárcel: «Que la Virgen les consuele de todas sus preocupaciones».