Francisco pide a la Inmaculada por los que padecen «enfermedades y desánimos» - Alfa y Omega

Francisco pide a la Inmaculada por los que padecen «enfermedades y desánimos»

El Papa Francisco ha rezado de forma privada ante la imagen de la Inmaculada Concepción en la Plaza de España de Roma

Redacción
Foto: CNS / Vatican Media

El Papa Francisco ha acudido esta mañana a la plaza de España de Roma, donde rezó de forma privada ante la imagen de la Inmaculada Concepción, ya que este año, por la pandemia, no tendrá lugar el tradicional acto multitudinario.

«A las 7:00 horas, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Santo Padre fue a la Plaza de España para un acto de veneración privada de María Inmaculada», informó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, recoge EFE.

«Con las primeras luces del amanecer, bajo la lluvia, colocó un ramo de rosas blancas en la base de la columna donde se encuentra la estatua de la Virgen y se volvió hacia ella en oración, para que ella pueda mirar con amor a Roma y sus habitantes, encomendarle a todos los que en esta ciudad y en el mundo padecen enfermedades y desánimos», añadió.

Pocos minutos después, Francisco salió de la plaza de España y se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor, donde rezó ante el icono de Nuestra Señora de las Nieves (Maria Salus Popoli Romani) y celebró Misa en la capilla de la Natividad, antes de regresar al Vaticano, tal y como explicó el portavoz.

El Vaticano ya había anunciado anteriormente que este 8 de diciembre el Papa no acudiría, debido a la pandemia, al tradicional homenaje a la Inmaculada en la Plaza de España, uno de los eventos religiosos más populares entre los romanos, y que en cambio haría «un acto de devoción privada».

El dogma de la Inmaculada Concepción

El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por Pío IX en 1854 y tres años después, el 8 de diciembre de 1857, mandó erigir el monumento de la Inmaculada Concepción en Piazza Mignanelli, adyacente a Plaza España.

Este lugar fue elegido por el Papa como premio porque muchas solicitudes de proclamación del dogma llegaron desde España al Vaticano.

Cada 8 de diciembre, Pío XII enviaba flores a la estatua, pero fue Juan XXIII el que visitó el monumento por primera vez en 1958 y depositó una canasta de rosas blancas a los pies de la Virgen María, antes de dirigirse a la basílica de Santa María la Mayor.

Desde entonces, la visita se ha convertido en tradición de todos los Papas, con un momento de oración, un mensaje y la colocación de una corona de flores amarillas y blancas, que los bomberos dejan en las manos de la imagen de la Inmaculada erigida sobre una alta columna.