El Papa ofreció acoger en el Vaticano a Aung San Suu Kyi, la líder encarcelada de Myanmar
En su encuentro con los jesuitas en Yakarta, Francisco reveló que la suerte de la premio Nobel de la Paz y líder birmana, depuesta y encarcelada tras el golpe militar de 2021, sigue estando en su corazón
El Pontífice ha revelado que ofreció acoger en el Vaticano a la líder política birmana que desempeñó un papel vital en la transición de Myanmar de una Junta Militar a una democracia parcial en la década de 2010. Su labor a favor de los derechos humanos en la antigua Birmania le valió en 1991 el Premio Nobel de la Paz.
«Fui a Myanmar y hablé allí con la señora Aung San Suu Kyi, que fue primera ministra y ahora está en prisión. Pedí la liberación de la señora Aung San Suu Kyi y recibí a su hijo en Roma. Ofrecí el Vaticano para recibirla en nuestro territorio», dijo Francisco en el curso de las conversaciones privadas que mantuvo con los jesuitas el 4 de septiembre, en la Nunciatura de Yakarta. Francisco se reunió entonces —como hace siempre en sus viajes— con cerca de 200 jesuitas, en el marco de la gira por Asia y Oceanía que emprendió a comienzos de este mes. El contenido de esta cita —que fue privada y, por tanto, sin periodistas— ha sido publicado este martes.
Francisco habla así de su compromiso para lograr la liberación de Aung San Suu Kyi, ministra de Exteriores, Energía, Educación y de la Oficina de la Presidencia y consejera de Estado. A pesar de que el partido que presidía ganó las elecciones en 2016, no pudo acceder a la presidencia porque la Constitución lo prohíbe a quien tenga hijos con nacionalidad extranjera. Con todo, era reconocida como la líder de facto del país. Se encuentra en prisión desde que la Junta Militar perpetró un golpe de Estado en febrero de 2021.
«En Myanmar hoy no se puede permanecer en silencio: ¡hay que hacer algo! —señaló el Papa—. El futuro de vuestro país debe ser la paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de todos, en el respeto de un orden democrático que permita a todos aportar su contribución al bien común».
Preguntado por un seminarista de Myanmar sobre su parecer sobre la situación del país, el Papa recordó su viaje al país asiático y el encuentro que mantuvo con la exmandataria en noviembre del 2017. «En este momento, la señora es un símbolo. Y los símbolos políticos deben ser defendidos», expuso Francisco en su diálogo con los miembros de la Compañía de Jesús.
El Papa también pidió a los jesuitas que tuvieran «la capacidad de inculturarse, como muchos misioneros lo han hecho en los distintos continentes». Es más, subrayó que «los jesuitas deben estar en los lugares más difíciles, donde es menos fácil actuar». «Es nuestra manera de “ir más allá” para la mayor gloria de Dios», insistió justo después. Con esta premisa, echó mano del testamento del padre Arrupe para invitarles a perseverar en la oración y hacer un llamamiento para trabajar con los refugiados, que definió como «una frontera difícil».