El Papa no descansa
Este sábado ha recibido en la basílica de San Pedro a la peregrinación de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos
No ha descansado ni 24 horas. Francisco regresó este viernes sobre las seis y media de la tarde a Roma procedente de Singapur tras 12 horas de vuelo y con una diferencia horaria de seis horas. Durante el vuelo, además, como es habitual, se sometió a las preguntas de los informadores que le han acompañado en su gira por Asia y Oceanía.
Antes de llegar a Casa Santa Marta, incluso pasó por la basílica de Santa María la Mayor para dar las gracias a la patrona de Roma, la Salus Populi Romani, por los frutos de estos 12 días de viaje y cuatro países recorridos.
Lejos de tomarse unas horas para reponerse de tan intensa agenda, el Papa ha cumplido este sábado con sus compromisos. Ha mantenido un encuentro en la basílica de San Pedro con los miembros de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos que celebran el quinto centenario de su fundación. Un 14 de septiembre de 1524, en la basílica de San Pedro, Juan Pedro Carafa, Cayetano de Thiene, Bonifacio de’Colli y Pablo Consiglieri, emitieron sus votos dando lugar al nacimiento de los Teatinos.
Francisco ha pronunciado su discurso en el altar de la confesión de la basílica. Ha bromeado aludiendo a una cierta rivalidad entre Teatinos y Jesuitas. A continuación, les ha pedido que sigan tras los pasos de sus fundadores cuya motivación era la renovación de la Iglesia a través de la renovación de uno mismo.
Renovación, comunión y servicio son las tres palabras que el Pontífice ha destacado en su intervención en la que ha usado como metáfora la construcción de la actual basílica de San Pedro que se estaba produciendo en aquellos días del siglo XVI. El Papa ha explicado que la basílica tenía que agrandarse porque ya no cabían más fieles. Por eso, ha asegurado que la renovación va de la mano con la fidelidad, ya que no puede darse fidelidad si no hay renovación. «Siempre fundados en lo antiguo, pero, al mismo tiempo, listos para derribar lo que no sirve para construir algo nuevo», ha dicho el Papa.
En cuanto a la comunión, ha hablado de la cantidad de artistas de todo tipo que trabajaron en la basílica para explicar que el hogar que es la Iglesia es la suma de muchas aportaciones que crean, precisamente, comunión.
Sobre el servicio, el Papa ha destacado que la basílica es como es porque todos se pusieron manos a la obra dando lo mejor de sí mismos. «Los buenos propósitos se quedan estériles si no nos ponemos al servicio los unos de los otros, con humildad, buena voluntad y espíritu de sacrificio», ha añadido.
Por último, ha recordado que la belleza de la basílica de San Pedro sería inútil si el verdadero templo no estuviera formado por la comunidad: «Hace 500 años vuestros fundadores no consagraron su vida a una obra de piedras y mármoles, sino de piedras vivas».
Antes de marcharse, el Santo Padre ha tenido todavía fuerzas suficientes como para pasear entre sus invitados, saludarlos y bendecirlos.