El Papa lleva una reliquia de este agustino, obispo y mártir español - Alfa y Omega

El Papa lleva una reliquia de este agustino, obispo y mártir español

Anselmo Polanco viajó por todo el mundo como prior de la provincia de Filipinas y vivió la realidad social de España con preocupación

María Martínez López
Polanco (delante, segundo por la derecha) en un viaje a las misiones
Polanco (delante, segundo por la derecha) en un viaje a las misiones. Foto: Archivo Filipinas OSA (Valladolid).

Una de las anécdotas del primer mes de pontificado del Papa León XIV es que posee no una sino dos cruces pectorales con reliquias, entre otros, del beato español Anselmo Polanco, OSA (1881-1939): agustino como él, obispo de Teruel y mártir en la persecución religiosa de los años 30. Una se la regaló su orden al ser creado cardenal en 2023. La otra la encargó tras su elección el Círculo de San Pedro, un apostolado de Roma.

Al agustino Ismael Arevalillo, autor de varios libros sobre Polanco, no le extraña. Es «uno de los hijos más ilustres de la orden», sobre todo «porque los mártires son un gran tesoro: personas que nos demuestran cómo amar a Jesucristo y a todos hasta el extremo». Además, aunque no es consciente de que Robert Prevost tuviera una especial devoción al beato —no más que a otros agustinos—, llaman la atención cómo algunas facetas de su vida recuerdan al Pontífice.

Página correspondiente a enero de 1933 en el diario del beato Polanco. A la derecha: Carta enviada ya siendo obispo de Teruel.
Página correspondiente a enero de 1933 en el diario del beato Polanco. A la derecha: Carta enviada ya siendo obispo de Teruel. Fotos: Archivo Filipinas OSA (Valladolid).

Antes de ser nombrado obispo de Teruel en 1935 y de convertirse en uno de los 13 obispos asesinados durante la Guerra Civil, Polanco fue prior de la provincia de Filipinas de los agustinos. Al ser elegido en 1932 decidió, por razones prácticas, trasladar su sede a Valladolid, donde tenían un colegio del que había sido rector. Por este motivo, aunque la provincia se unificó con las otras tres de España en 2020, en el archivo de esta casa todavía se conservan documentos suyos como homilías, apuntes personales y cartas.

Estos textos retratan a un hombre «profundamente religioso, con un gran amor a la Iglesia y a la orden, una auténtica pasión por servir a sus hermanos de hábito y muy preocupado por la situación de su tiempo», en unos años convulsos para España, describe Arevalillo. Así, por ejemplo, «en alguna carta cuenta cómo todos los días solía escuchar la radio para informarse y seguir debates de actualidad». En particular, le inquietaban «la inestabilidad y los conflictos sociales y la pobreza de la gente».

Cuadernito con oraciones en inglés recogidas por el agustino en Filipinas
Cuadernito con oraciones en inglés recogidas por el agustino en Filipinas. Foto: Archivo Filipinas OSA (Valladolid).

Por otro lado, de forma opuesta a la imagen de conservador que a veces se ha transmitido de él, era un religioso de «una mentalidad muy abierta. No olvidemos que había viajado a Alemania para aprender técnicas modernas de pedagogía y aplicarlas en los colegios de aquí», apunta el experto. Esto, además de sus frecuentes viajes como provincial años después, «le abrió y le enriqueció mucho culturalmente».

Precisamente otro de los tesoros que custodia este archivo vallisoletano es una copia mecanografiada de un diario en el que «relata sus peripecias por las misiones de América, de Filipinas, de China», un testimonio «impresionante para conocer su vida, su pensamiento y el funcionamiento de la provincia». En sus páginas aparecen «viajes por los ríos, ir de un lado para otro, el calor, los mosquitos, las tormentas o cuando un barco casi naufraga». Uno de los detalles más curiosos es que al llegar a China «escuchó a los fieles de allí cantar el Cantemos al amor de los amores en castellano», algo que lógicamente «le chocó y le emocionó». En medio de todo ello, este diario refleja cómo «siempre le sorprendían los frutos tan grandes de la misión, lo bien que se organizaban las cosas y el celo apostólico de los misioneros, a pesar de las diferencias culturales» o de estar en un ambiente «no siempre favorable».

Cruz pectoral de León XIV

Cruz pectoral de León XIV. Foto: ABC.

Esta documentación se completa con la que hay en el Archivo Histórico Diocesano de Teruel. Además de cartas y fotos, está por ejemplo «un librito que se trajo de Manila, con oraciones en inglés escritas a mano por él», explica el vicario general de la diócesis, Alfonso Belenguer.

Pero el grueso de este fondo, lógicamente, lo constituye lo relativo a su ministerio como obispo y a su martirio. Sobre su asesinato por odio a la fe después de haber sido detenido en enero de 1938 al caer Teruel en manos del bando republicano y trasladado primero a Valencia y luego a Gerona, el visitante puede consultar alguna de las copias de la positio de su causa de canonización, que incluye testimonios recogidos en la diócesis.

En relación con el primer aspecto el archivero, Antonio Aranda, subraya que la documentación que dejó como obispo muestra que «trabajó mucho en poco tiempo». Por ejemplo, «colaboró estrechamente con la Acción Católica». Además «fue un hombre muy cercano». Se hacía presente en barrios marginales o con presencia gitana como La Merced, San Julián o El Arrabal. En estas zonas «le tenían mucho aprecio». Todavía hoy, añade Arevalillo, «hay gente que recuerda oír a sus abuelos cómo los visitaba y llevaba colchones y algo de dinero. Fue un apóstol de la caridad en momentos de muchas dificultades».