El Papa lleva una hoja de ruta para una nueva África. Reconciliación, justicia y paz para el continente olvidado - Alfa y Omega

El Papa lleva una hoja de ruta para una nueva África. Reconciliación, justicia y paz para el continente olvidado

El Papa no para. Tras la visita que realizó a Alemania entre el 22 y el 25 de septiembre, este viernes emprende su vigésimo segundo viaje internacional, el segundo a África, con destino a Benín, que culminará, el domingo día 20, con la entrega de la exhortación apostólica postsinodal Africae munus, broche de oro final a la II Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar en octubre de 2009

Jesús Colina. Roma

Esta corta, pero intensísima peregrinación apostólica, que inicia mañana Benedicto XVI a Benín, tiene tres motivos. Ante todo, el Santo Padre celebrará los 150 años de la evangelización de Benín. Se trata de un acontecimiento que cambió la historia de este país, conocido en el mundo por ser patria de religiones tradicionales africanas, en particular del Vudú. Basta pensar que, de los 8 millones 700 mil habitantes del país, hoy día casi 3 millones —más de un tercio de la población— están bautizados en el seno de la Iglesia católica. Estos números hablan de un crecimiento impresionante, sobre todo si se tiene en cuenta que, entre 1975 y 1989, el país estuvo sometido al régimen marxista-leninista, con el Partido único de la Revolución Popular, cercano a la Unión Soviética y a la China Popular.

El segundo motivo que lleva al Papa a Benín es la visita a la tumba de su amigo, el cardenal Bernardin Gantin (1922-2008), que sirvió en Roma, durante treinta años, a Pablo VI y a Juan Pablo II, convirtiéndose en el primer africano responsable de un dicasterio vaticano y en Decano del Colegio cardenalicio.

Benedicto XVI saluda a pigmeos de la tribu Buka.

Pero, en realidad, la visita del Pontífice no será sólo a Benín, sino a todo el continente africano, pues en este Viaje pretende publicar la exhortación apostólica Africae munus, en la que recogerá las conclusiones del II Sínodo de los Obispos de África, que se celebró en el Vaticano en octubre de 2009, con el lema: La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz. Vosotros sois la sal de la tierra … Vosotros sois la luz del mundo. Si bien todavía no es posible conocer los detalles de este documento decisivo para la Iglesia en África, que el Pontífice promulgará este domingo en el estadio de la Amistad, en Cotonú, es posible adelantar algunos de sus temas, pues en él recoge las proposiciones que le presentaron los obispos al concluir su Asamblea sinodal.

Reconciliación

La palabra más repetida en esas propuestas fue reconciliación, como la condición para que el ensangrentado continente por guerras fratricidas pueda edificar finalmente un futuro de prosperidad. «La reconciliación supera las crisis, restituye dignidad al pueblo y abre el camino al desarrollo y a la paz duradera a todos los niveles», escribían los pastores africanos. «¡Deponed las hostilidades y reconciliaos!», exhortó el sínodo a los hermanos del continente del mundo que vive el mayor número de conflictos regionales. Y esta reconciliación, subrayaba el sínodo, debe comenzar en el corazón de cada bautizado, acudiendo a pedir el perdón de Dios en el sacramento de la Reconciliación.

Islam

Además, este documento papal tocará las diferentes dimensiones de la Iglesia en África, como es por ejemplo su relación con el Islam, religión que en el continente experimenta un claro crecimiento. Los obispos afirmaron en sus proposiciones sinodales que, «para servir a la reconciliación, la justicia y la paz, hay que superar toda forma de discriminación, intolerancia y fundamentalismo religioso».

Recogiendo estas propuestas, la exhortación papal debería ser una reivindicación de la libertad religiosa en África, insistiendo en que «el derecho al culto debe ser subrayado». El texto ofrecerá pautas para el diálogo entre musulmanes y católicos, que «debe dar prioridad al diálogo de la vida y a una colaboración en cuestiones sociales y en la reconciliación»; así como para «afrontar honestamente nuestros malentendidos y dificultades», y alentar «iniciativas que promuevan el respeto, la amistad, la colaboración y la reciprocidad».

Brujería

En tierras de Vudú, el Papa publicará la conclusión de un sínodo que dedicó espacio a las religiones tradicionales africanas, con respeto, pero pidiendo al mismo tiempo a los obispos que «emprendan una enérgica acción pastoral contra todos los que están involucrados en la brujería, y decidan medidas disciplinares cuando sean necesarias». En concreto, los pastores africanos pidieron que «cada obispo nombre a un exorcista, cuando no exista».

Comercio de sangre

El documento papal, siguiendo las propuestas del II Sínodo de los Obispos de África, se convertirá en un apremiante llamamiento a acabar con el trafico de armas en el continente, que no es sólo un enriquecedor comercio de sangre, sino también uno de los frenos más evidentes para el desarrollo económico.

Los padres sinodales, haciendo propia la petición del profeta Isaías de romper las espadas y convertirlas en arados, propusieron que se reduzca radicalmente la producción de todo tipo de armas e invertir los recursos disponibles en educación y en un desarrollo agrícola, que respete el ambiente. Los obispos pidieron «que se destierre de la faz de la tierra…, la producción de armas nucleares, biológicas, antipersonales, y todo tipo de arma de destrucción masiva».

Política

Junto al sínodo, la exhortación pontificia para África se convertirá en una denuncia de la «violación de los derechos humanos, la corrupción y la impunidad que fomentan golpes de Estado y violentos conflictos y guerras». En muchas naciones africanas —constataba la cumbre de obispos—, «los principios de la democracia son pisoteados en su misma raíz», en particular, «la igualdad entre los seres humanos, la soberanía del pueblo, el respeto del Estado de Derecho».

«Los sistemas antidemocráticos, así como los déspotas, las partidocracias, los Gobiernos militares…, tratan a los Estados como botín de guerra», explicaron los obispos. «Estas naciones están endeudadas, saqueadas, abusadas».

Benedicto XVI a una niña en el centro Cardenal Paul Emile Leger, en marzo de 2009, en Yaoundé, Camerún.

Los padres sinodales invitaron a todos los pastores a «comprometerse para asegurar que los responsables políticos y económicos actuales y futuros puedan recibir una formación espiritual, doctrinal, pastoral y práctica, así como un acompañamiento espiritual, creando capellanías». E indicaron: «La doctrina social de la Iglesia es un instrumento precioso que merece una amplia divulgación», subrayando la necesidad de crear Facultades de Ciencias Políticas en las universidades católicas africanas.

Recursos naturales

«La tierra es un precioso don de Dios a la humanidad», declaró el II Sínodo de los Obispos de África, en las propuestas que ahora articulará el Papa. Sin embargo, a pesar de sus enormes riquezas, «los pueblos africanos, en vez de disfrutarlas como bendición y fuente de desarrollo real, son víctimas de la mala gestión pública por parte de las autoridades locales y del abuso por parte de poderes extranjeros».

El sínodo denunció los lazos «entre abuso de los recursos naturales, tráfico de armas y la inseguridad deliberadamente mantenida». Y añadió: «Algunas multinacionales abusan de los recursos naturales de las naciones africanas, con frecuencia sin preocuparse por las poblaciones ni respetar el ambiente, con la complicidad de muchas personas privilegiadas del lugar».

El sínodo lanzó un llamamiento a la comunidad internacional para que se adopten fórmulas de legislación nacional e internacional «a favor de una justa distribución de la renta producida por los recursos naturales, para que beneficie a las poblaciones locales, y asegure una gestión legal que ayude a las naciones propietarias de estos recursos, impidiendo al mismo tiempo el abuso ilegal». Por este motivo, sin duda, el Papa pedirá al sistema económico global que integre a África, para que el continente salga de la marginación económica.

Sida

La hoja de ruta de Benedicto XV para la nueva África no podrá dejar de afrontar el enorme desafío que plantea el flagelo del sida. Los obispos pidieron que no se considere sólo «como un problema médico-farmacéutico». En realidad, esta pandemia exige «desarrollo integral y justicia», y requiere una «respuesta» por parte de la Iglesia.

«Los enfermos de sida en África son víctimas de injusticia, pues no reciben la misma calidad de trato que en otros países. La Iglesia pide que los fondos que se les destinan sean realmente dedicados a este objetivo, y recomienda que los pacientes africanos reciban el mismo trato que en Europa». La Iglesia condena «todo intento deliberado por parte de algunas personas y grupos de difundir el virus como arma de guerra o con el propio estilo de vida».

Obispos africanos participan en una Eucaristía, en el Vaticano, durante la clausura del Sínodo de los Obispos de África, en 2009.

Este II Sínodo de los Obispos de África propuso «abolir toda causa de difusión de la enfermedad, como la pobreza, la destrucción de la vida familiar, la infidelidad matrimonial, la promiscuidad y un estilo de vida que desprecie los valores humanos y las virtudes evangélicas». Asimismo, alentó una pastoral que promueva «el cambio de conducta», superando «etiquetas de condena y discriminación», acompañando de cerca de los huérfanos, viudas o viudos para ofrecer una «verdadera esperanza». Para las parejas en las que uno de los dos está contagiado, el Sínodo pidió «ofrecerles información y formar su conciencia para que tomen decisiones adecuadas, con plena responsabilidad para el mejor bien recíproco, para su unión y su familia».

Éstos son algunos de los elementos de la hoja de ruta que Benedicto XVI presentará para la nueva África. Para tener el texto final de la Exhortación apostólica postsinodal, habrá que esperar al domingo.

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