El Papa llama a las familias a convertirse en «levadura de la nueva humanidad»
En la fiesta de la Sagrada Familia, ha convocado un año especial sobre la familia que comenzará en el quinto aniversario de la Amoris laetitia
«La de Nazaret es la familia-modelo en la que todas las familias del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme inspiración». Con estas palabras ha dado inicio hoy el Papa a su discurso antes de rezar la oración marina del ángelus, este domingo 27 de diciembre en el que la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Francisco ha recordado que, a imitación de la Sagrada Familia, «estamos llamados a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza», según informa Vatican News.
El Pontífice también ha explicado que para que en la familia se pueda experimentar una comunión sincera, se deben dar una serie de características: convertirse en «una casa de oración», mantener «afectos profundos y puros», hacer prevalecer «el perdón sobre las discordias» y en la que «la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios».
«De esta manera –ha puntualizado el Santo Padre– la familia se abre a la alegría que Dios da a todos aquellos que saben dar con alegría», pero también «halla la energía espiritual para abrirse al exterior, a los demás, al servicio de sus hermanos, a la colaboración para la construcción de un mundo siempre nuevo y mejor; capaz, por tanto, de ser portadora de estímulos positivos; evangelizadora con el ejemplo de vida».
Nunca terminar la jornada sin hacer las paces
Otro consejo del Papa durante el rezo del ángelus es el de reconciliarse antes de que acabe el día. «Es cierto que en cada una de las familias existen problemas, a veces se discute, pero yo les digo una cosa: si discuten en familia no terminen la jornada sin hacer las paces». De lo contrario, «la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa y no ayuda».
Asimismo, ha vuelto a enunciar las tres palabras que siempre tienen que prevalecer en una familia: permiso, gracias y disculpa. «Permiso para no ser invasivo en la vida de los demás»; después gracias, «gracias de tantas ayudas y servicios que hacemos en la familia, agradecer siempre, pero la gratitud es la sangre del alma noble»; y luego «la más difícil de pronunciar: disculpa». Porque como ha dicho el Papa: «siempre hacemos cosas feas y alguien se puede sentir ofendido».
Año especial dedicado a la familia
Durante el ángelus, el Pontífice también ha recordado que la fiesta de la Sagrada Familia «nos presenta el ideal del amor conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica Amoris laetitia», cuyo quinto aniversario de promulgación tendrá lugar el próximo 19 de marzo.
Por este motivo, Francisco ha convocado un año de reflexión sobre Amoris laetitia, que será una oportunidad para profundizar el contenido documento. Esta iniciativa trata de llegar a todas las familias del mundo a través de propuestas espirituales, pastorales y culturales en parroquias, diócesis, movimientos y asociaciones, como ya adelantó Alfa y Omega el 22 de diciembre.
Entre los objetivos, destacan la difusión de la citada exhortación apostólica sobre la familia y el anuncio del sacramento del matrimonio como un don y como fuerza transformadora del amor humano. También se buscará hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar, concienciar a los jóvenes en la importancia de la formación en la verdad del amor y ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal.
Las familias ante la pandemia
Por último, Francisco ha pedido a la Virgen María «que obtenga a las familias de todo el mundo sentirse cada vez más fascinadas por el ideal evangélico de la Sagrada Familia, de modo que se conviertan en levadura de nueva humanidad y de una solidaridad concreta y universal».
Tras rezar a la madre del cielo, el Santo Padre ha dirigido un pensamiento especial «a las familias que en los últimos meses han perdido a un ser querido o han sido juzgadas por las consecuencias de la pandemia».
Además, se ha dirigido «a los médicos, enfermeras y todo el personal sanitario, cuyo gran compromiso en primera línea en la lucha contra la propagación del virus ha tenido importantes repercusiones en la vida familiar».
Antes de concluir, ha confiado al Señor «todas las familias, especialmente las más probadas por las dificultades de la vida y por las heridas de la incomprensión y la división».