El Papa invita a los sacerdotes de Barcelona a rechazar el carrerismo y la doble vida - Alfa y Omega

El Papa invita a los sacerdotes de Barcelona a rechazar el carrerismo y la doble vida

Ha mantenido una charla privada con ellos, pero en su discurso escrito les hace esta recomendación y les invita a ser misericordiosos

Redacción
El Papa con el grupo de cerca de 70 sacerdotes de la archidiócesis de Barcelona. Foto: Vatican Media.

Francisco ha recibido este sábado a unos 70 sacerdotes de la archidiócesis de Barcelona, especialmente volcados con la pastoral juvenil. Como ocurriera con la visita de los seminaristas del Seminario Conciliar de Barcelona en octubre, también este sábado el Papa ha optado por entregar a sus invitados el discurso que tenía preparado. La conversación que ha mantenido con estos sacerdotes de Barcelona, de momento, no ha trascendido.

En el discurso escrito el Papa manifiesta su alegría por recibirlos en su casa, la casa de Pedro: «Es para mí un gran gozo acogerles hoy aquí, en esta atmósfera de alegría y celebración en la que el clero en torno a su pastor viene a la casa de Pedro para reafirmar su comunión y relanzar su espíritu apostólico».

Francisco les escribe que han de recordar que su llamada es individual, pero también colectiva, como la experiencia de los apóstoles, que siempre «tiene un doble aspecto, personal y comunitario». Por ello, les invita a responder a la llamada con «un propósito perenne de conversión». Esto significa «rechazar el carrerismo, la doble vida y la búsqueda de satisfacciones mundanas» y optar por abrazar la cruz, los sacramentos y la vida de oración.

Además, anima a los presentes a «ser capaces de misericordia», «no dando lecciones sino testimoniando una experiencia de intimidad con Dios». Francisco indica que esta misericordia la pueden manifestar en la acogida a todos, en el trabajo con todos y en la búsqueda de soluciones de consenso.

«No enrocarnos nunca, ni en el grupo cristiano al que pertenecemos, ni en la responsabilidad que se nos confió»; la propuesta es «vivir con un espíritu libre, en sana indiferencia», concluye el Papa en su mensaje.