El Papa invita a los emprendedores a contratar a migrantes

El Papa invita a los emprendedores a contratar a migrantes y personas con discapacidad

Representantes de la confederación italiana Confartigianato se han reunido con Francisco, que les ha pedido que no dejen que la tecnología «acabe sustituyendo la imaginación del hombre»

Redacción
Un representante de Confartigianato entrega a Francisco un regalo
Un representante de Confartigianato entrega a Francisco un regalo. Foto: Vatican Media.

El Papa Francisco ha pedido a los emprendedores y artesanos de Italia que no dejen que las tecnologías acaben sustituyendo la imaginación del hombre. Los ha exhortado además a ofrecer trabajo a las personas que más difícil tienen acceder a él: migrantes, mujeres, jóvenes y personas con discapacidad. Ha ocurrido en la mañana de este sábado durante su audiencia con representantes de la confederación italiana Confartigianato, que agrupa a millón y medio de emprendedores artesanales.

El Santo Padre ha alabado cómo esta asociación, fundada en 1946, ha contribuido al renacimiento y desarrollo de la economía nacional, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial. Más recientemente, «en las últimas décadas, el sector artesanal ha experimentado notables transformaciones, pasando de pequeños talleres a empresas que producen bienes y servicios incluso a gran escala».

En este marco, recoge Vatican News, el Pontífice ha recordado que «las máquinas reproducen, incluso a una velocidad excepcional, ¡mientras que las personas inventan». Por ello, aunque la tecnología aumenta las posibilidades del sector, «es importante que no acabe sustituyendo la imaginación del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios». Es positivo, por tanto, que las actividades de esta entidad potencien el ingenio y la creatividad.

Humanidad creativa y generosa

Manos, ojos y pies son la clave de esta labor artesanal. «El trabajo manual hace que el artesano participe en la obra creadora de Dios», y por ello «hacer no es lo mismo que producir». Aquí, el Papa ha lamentado que hay personas que no pueden desarrollarse así, por estar en paro. Al mismo tiempo, ha reconocido que las empresas pueden tener problemas para encontrar personal cualificado.

Pero los ha invitado a «no tener miedo de incluir a los grupos más frágiles, es decir, los jóvenes, las mujeres y los migrantes». También pueden jugar un importante papel al derribar los muros de la exclusión «hacia los que tienen discapacidades graves», han quedado incapacitados por un accidente laboral o «se mantienen al margen y son explotados». Cada uno de ellos «debe ser reconocida en su dignidad de trabajador. No cortemos nunca las alas de los sueños de quienes quieren mejorar el mundo a través del trabajo».

Los artesanos también se parecen al Creador (y a Jesús, «el hijo del carpintero») porque «llega antes que nadie a intuir el destino de belleza que puede tener la materia». Esta visión está alejada de la del consumismo, que «ha difundido una mentalidad fea: la mentalidad del usar y tirar», ha remarcado Francisco. El tercer elemento son los pies, pues los objetos producidos por las empresas de Confartigniato «caminan por todo el mundo y lo embellecen, respondiendo a las necesidades de las personas».

El Pontífice ha confesado que le gusta pensar en estos emprendedores como «artesanos de la fraternidad» y de la paz, porque sus iniciativas pueden contribuir a construir una comunidad haciendo propia la fragilidad ajena. «Podemos convertirnos en compañeros de viaje en medio de la cultura de la indiferencia». Por último, los ha animado a que «sus manos, sus ojos, sus pies sean signos de una humanidad creativa y generosa, y que sus corazones estén siempre apasionados por la belleza».

Agradecimiento a los policías de San Pedro

En otro de sus encuentros de este sábado, el Santo Padre ha agradecido la labor de los policías italianos que velan por la seguridad en la plaza de San Pedro y en las visitas de los Papas dentro de territorio italiano, la Inspección de Seguridad Pública Vaticano. Esta labor implica «prevención paciente, vigilancia sobre el terreno» y «gestión de situaciones inesperadas, a veces peligrosas». Los agentes las afrontan «en la mayoría de los casos con discreción y sin llamar la atención».

Para ello, además de coraje y nervios fuertes, también necesitan «comprensión de las necesidades» de quienes piden su ayuda y también de quienes presentan «conductas problemáticas». Esto hace que sus característicos coches azules se conviertan con frecuencia «en punto de referencia para muchas otras necesidades», desde consultas hasta «comprensión y empatía» por parte de los marginados. «Es muy importante» que la gente sepa que «donde hay uniforme, se puede confiar», ha remarcado el Pontífice.

La Inspección de Seguridad Pública Vaticano se creó en 1945 para aplicar los Pactos de Letrán (1929), que estipulaban que la plaza de San Pedro estuviera sujeta a las Fuerzas de Seguridad italianas. «El bien común y la paz», ha explicado Francisco, «no siempre florecen de forma espontánea». Las sombras de la naturaleza humana, «herida por el pecado, implican la necesidad de que haya quienes, frente al mal, no se queden quietos y vigilen, sino que asuman la responsabilidad de intervenir para proteger a las víctimas y hacer volver al orden a los transgresores». Todo ello, «teniendo siempre en el corazón el bien de todos».