El Papa invita a «desconectar el piloto automático» en el examen de conciencia
«Es importante conocernos a nosotros mismos, saber las contraseñas de nuestro corazón, aquello a lo que somos más sensibles, para protegernos de quienes se presentan con palabras persuasivas para manipularnos», ha subrayado Francisco durante la audiencia general
Las contraseñas suelen proteger una información personal importante. Pero no solo la informática cuenta con ellas, sino que también existen en nuestra vida espiritual. Estas otras contraseñas trascendentes son «palabras que tocan el corazón porque se refieren a aquello a lo que somos más sensibles», ha explicado el Papa durante la catequesis de la audiencia general de este miércoles.
El problema es que hay un hacker, el diablo, que conoce esas palabras claves y las utiliza en nuestra contra. «La tentación no sugiere necesariamente cosas malas, sino a menudo cosas desordenadas, presentadas con excesiva importancia. De este modo, nos hipnotiza con la atracción que despiertan en nosotros estas cosas, que son bellas pero ilusorias, que no pueden cumplir lo que prometen, dejándonos al final una sensación de vacío y tristeza», ha indicado Francisco.
Hay una forma, sin embargo, de neutralizar al gran pirata informático. «Es importante conocernos a nosotros mismos, saber las contraseñas de nuestro corazón, aquello a lo que somos más sensibles, para protegernos de quienes se presentan con palabras persuasivas para manipularnos», ha subrayado el Pontífice. Así, además, podremos «reconocer lo que es realmente importante para nosotros, distinguiéndolo de las modas del momento o de los eslóganes llamativos y superficiales».
Para conocerse, el Santo Padre ha reivindicado el examen de conciencia. Se trata de «releer con calma lo sucedido durante el día para distinguir lo que es realmente bueno para nosotros. Nos ayudará a vivir con autenticidad en la presencia de Dios». Y aunque no es una práctica difícil, sí puede ser agotadora porque «hay que desconectar el piloto automático» y realizar «una paciente excavación interior».
Así, llegaremos a «reconocer que la mirada que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la realidad está a veces un poco distorsionada», y «darse cuenta de esto es una gracia». De hecho, «muchas veces puede ocurrir que convicciones erróneas sobre la realidad, basadas en experiencias pasadas, nos influyan fuertemente, limitando nuestra libertad para jugar por lo que realmente cuenta en nuestra vida».