El Papa Francisco ha elegido para Madrid a un cura - Alfa y Omega

El Papa Francisco ha elegido para Madrid a un cura

Es un cura de barrio. Del de Usera, donde creció con su familia cuando vinieron de Jaén. De Orcasitas, de Delicias, de Aluche

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No es un obispo titular de otra diócesis, con varios años de gobierno episcopal. Ni un religioso, con la impronta de la vida consagrada. Tampoco un misionero que haya surcado océanos y traspasado caminos llenos de barro en el altiplano andino. Es un cura. Sencillamente —o totalmente— un cura de barrio. Del de Usera, donde creció con su familia cuando vinieron padres, abuelos e hijos con la maleta bajo el brazo desde Jaén para encontrar futuro en la gran ciudad. De Orcasitas, de Delicias, de Aluche. De tantos barrios por los que ha transitado como seminarista, como coadjutor, como párroco, como vicario, como obispo auxiliar. Ha vivido todas las etapas, sin quemar ni una, de inmersión y conocimiento de la urbe, desde sus hijos más humildes a las estructuras más jerárquicas. Por eso, como dijo a este semanario en la primera entrevista que concedió como arzobispo electo, tras haber llegado a este hogar que es Madrid como niño jienense «creo en el episcopado evangélico, como hacía Jesús con sus discípulos» y no «piramidal, exclusivamente directivo». Cuando se le pregunta por sus grandes logros, como han sido los corredores de hospitalidad o la buena marcha del Proyecto Repara, él resalta como triunfo la escucha al pueblo de Dios que se lleva realizando en la archidiócesis mucho antes de que el Sínodo sobre la sinodalidad fuese una realidad sobre la mesa. Porque el abrazo y la escucha, asegura, son su hoja de ruta. Y no es algo teórico, ya lo ha puesto en práctica con los planes evangelizadores diocesanos.

El estilo de la cercanía de pastor del cardenal Osoro quedará intacta con don José Cobo. Francisco ha querido que su sucesor y discípulo continúe con un proyecto ya en marcha, que no deja de ser el de la Iglesia universal: hacer vida el Evangelio. Es decir, amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Agradecidos también desde esta humilde casa por apostar, ambos, por la comunicación como instrumento evangelizador.

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