El Papa: «El corazón de Jesús no puede permanecer indiferente ante el sufrimiento»
Francisco ha recibido a los miembros de Voir Ensemble, una asociación para personas con discapacidad visual fundada por un jesuita ciego en 1927
El Santo Padre ha querido saludar a sus invitados reconociendo, en primer lugar, el esfuerzo de todas estas personas que para visitarlo han peregrinado hasta Roma, una ciudad no muy accesible precisamente para cualquier persona con algún tipo de discapacidad. Por eso, ha señalado que esta peregrinación «es un signo de la plena participación de los fieles en condiciones de discapacidad en la comunión de la Iglesia».
En su discurso, Francisco ha evocado el pasaje evangélico del ciego de nacimiento para explicar que «el Señor nos llama a cultivar la ternura y el estilo del encuentro», es decir, a superar «la cultura del prejuicio» y acercarnos así «al hermano que necesita ser liberado y salvado», tal y como hizo Jesús con el ciego del que nadie se preocupaba.
El Papa ha lamentado esta cultura predominante de la superficialidad y del prejuicio que considera que las personas son dignas de interés «en función de su aspecto físico, su ropa, sus bonitas casas, sus coches de lujo, su posición social o sus riquezas». Por el contrario, ha puesto de relieve la visión del Evangelio, que es la opuesta y enseña que las personas con discapacidad o enfermas son valiosas para la Iglesia y para la sociedad y, sobre todo, para Cristo. Él, ha explicado Francisco, cura al ciego de nacimiento dándole la vista porque «el corazón de Jesús no puede permanecer indiferente ante el sufrimiento». Por ello, el Pontífice ha recordado que Cristo nos invita a hacer lo mismo, «a consolar y curar las heridas de nuestros hermanos»: «La Iglesia como un hospital de campo. ¡Cuántos heridos, cuántos hermanos y hermanas necesitan una mano tendida que cure sus heridas!».
Por último, el Santo Padre ha empleado una cita de El Principito, la famosa obra de Antoine de Saint-Exupéry, –«solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos»–, para explicar la paradoja de este pasaje evangélico: «Ese hombre ciego, encontrado a Aquel que es la Luz del mundo, es capaz de ver mientras que, aquellos que ven, habiendo encontrado a Jesús, siguen ciegos e incapaces de ver». En definitiva, ha invitado a mirar al mundo y a los hermanos «a través de la mirada de Dios», con una visión siempre nueva de «la fragilidad humana, la enfermedad y la muerte».
Fundada por un jesuita ciego
Voir Ensemble, Ver Juntos, es un movimiento cristiano fundado en Lyon en 1927 por el jesuita francés Yves Mollat. Tiene como objetivo la promoción y la inclusión plena en la sociedad de las personas ciegas o con discapacidad visual. Su fundador intuyó la necesidad de que las personas con discapacidad visual participaran plenamente, en primer lugar, de la vida de la Iglesia. En 1927, el padre Mollat comenzó junto a 6 ciegos para los que preparó material de lectura adaptado para la formación catequética y moral. A partir de ahí, Voir Ensemble, cuyo nombre original fue La Croisade des aveugles, fue sumando miembros y ampliando su labor hasta el día de hoy para garantizar el bienestar y la realización intelectual, social, moral y cultural de las personas ciegas a través de la educación, el trabajo, el ocio o el deporte.