El Papa desvela la receta para que «el amor sea duradero frente a las pruebas del tiempo»
En una audiencia dedicada a san José, Francisco también se ha acordado del Día Mundial contra el Sida y de su inminente viaje a Chipre y Grecia
Este miércoles 1 de diciembre se celebra el Día Mundial contra el Sida, «una importante ocasión», ha dicho Francisco al final de la audiencia general, «para recordar a tantas personas víctimas de este virus para muchas de las cuales no está disponible el acceso de medicinas esenciales». Por ello, el Pontífice ha pedido «que se ponga en marcha un renovado impulso solidario, para garantizar tratamientos sanitarios justos y eficaces».
Antes de abandonar el aula Pablo VI, el Papa también se ha referido a su inminente viaje a Grecia y Chipre, a los que ha definido como «países ricos en historia» y «en espiritualidad». El Santo Padre se embarcará este jueves 2 de diciembre en este periplo, que «será un viaje a las fuentes de la fe apostólica y de la fraternidad entre cristianos de diversas confesiones». Asimismo, «tendré la oportunidad de acercarme a una humanidad herida en la carne de tantos emigrantes en busca de esperanza. Iré a Lesbos. Les, pido, por favor, que me acompañen con la oración».
San José, el justo
Más allá de estos pronunciamientos, cuando queda una semana para que concluya el año dedicado por la Iglesia a san José, el Papa ha vuelto a reflexionar sobre su figura y, más concretamente, sobre «su ser justo», que junto a «su amor» y «confianza» por María, le llevan a cumplir con la ley al mismo tiempo que «salva el honor de la esposa».
Ante el inesperado embarazo de la Virgen, su marido «decide repudiarla en secreto, sin someterla a la humillación pública. Elige el camino de la discreción, sin juicio, ni venganza. ¡Cuánta santidad en José!», ha exclamado Francisco al mismo tiempo que se ha lamentado de las muy frecuentes habladurías actuales.
Dios en las desgracias
El padre putativo de Jesús ya había tomado esta decisión cuando un ángel del Señor le dice que no tenga miedo de recibir a su esposa, y san José le hace caso. El Pontífice ha instado a emular esta actitud ante los contratiempos de la vida. «Muchas veces nos sentimos prisioneros de las cosas feas que nos han sucedido», ha reconocido, «pero precisamente tras algunas circunstancias de la vida que nos parecen inicialmente dramáticas se esconde una Providencia que con el tiempo toma forma e ilumina de significado el dolor que nos ha golpeado».
En este sentido, el Santo Padre ha asegurado que «la vida, a menudo, no es como la habíamos imaginado, sobre todo en las relaciones de amor». Pero «amar no es pretender que el otro, o la vida, corresponda a nuestra imaginación; significa más bien elegir en plena libertad, tomar la responsabilidad de la vida así como se nos ofrece».
Los novios cristianos están llamados a testimoniar un amor así, ha concluido Bergoglio. «Tengan la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro. Esta es una elección exigente, pero en lugar de aprisionar la vida puede fortificar el amor para que sea duradero frente a las pruebas del tiempo».