El Papa celebra su 86 cumpleaños rodeado de personas «buenas»
Ha entregado el Premio Madre Teresa a un sacerdote sirio entre islamistas, a un hombre sin hogar que ayuda a otros pobres, y a un generoso empresario italiano
Que fuera su cumpleaños no ha hecho que la agenda del Papa fuera más tranquila este sábado. Todo lo contrario. Entre los distintos encuentros que ha mantenido en esta jornada, uno de ellos ha sido la entrega de unos galardones llamados Premio Madre Teresa. Son «un gesto de gratitud» dirigidos a tres personas que han encarnado la caridad cristiana.
El primer galardonado ha sido un franciscano, el padre Hanna Jallouf, que, junto a otro franciscano, el padre Luai Bsharat, son los dos únicos religiosos que permanecen en Idlib, zona de Siria bajo el control del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (ex Al Nusra) que combaten contra el gobierno de Bashar al Assad. El segundo premiado ha sido Gian Piero «Wué», un hombre sin hogar que lleva años recogiendo céntimos del suelo con los que ayuda a otras personas en dificultad. En una entrevista al Telediario de la Rai tras la entrega del premio, el hombre aseguraba que, pese a ser pobre, ayuda sobre todo a muchas familias que no tienen lo suficiente para comer, porque «he nacido desgraciado y, como desgraciado, he aprendido a ayudar a los demás». Francisco al saludarlo y entregarle el premio, ha besado sus manos. El tercer galardonado ha sido el empresario Silvano Pedrollo quien emplea una buena parte de los beneficios de su empresa para sostener proyectos como la construcción de pozos, escuelas o ambulatorios en distintos países de África, India y América Latina.
Madre Teresa es una ventana desde la que Jesús se asoma
A la entrega de estos premios en el Vaticano han acudido varias Misioneras de la Caridad acompañadas por algunas de las personas pobres a las que atienden en sus albergues y comedores. En este 2022 se han cumplido 25 años desde la muerte de la fundadora de las Misioneras de la Caridad que están presentes en 139 países del mundo.
El premio era un pequeño mapamundi dentro de un cubo que simboliza «el amor que mantiene al mundo», según rezaba el comunicado del Dicasterio para la Caridad que ha organizado el evento. En el mapa hay una ventana dibujada tras la que se ve a Madre Teresa. El diseño se inspira en una afirmación de Juan Pablo II sobre la religiosa albanesa: «Madre Teresa es una ventana abierta desde la que Jesús se asoma y sonríe, da conforto y dignidad a muchos pobres en muchos lugares del mundo».
Francisco ha dirigido un breve discurso para dejar todo el protagonismo a los premiados. El Papa ha recordado que la beneficencia es buena, pero es «pagana», mientras que la caridad y la oración son cristianas. «Os doy las gracias por esta visita tan llena de afecto y mensajes: el mensaje de la pobreza, el mensaje de la cercanía, el mensaje de la fraternidad y el mensaje de la oración. Esta es la herencia que Madre Teresa nos ha dado para siempre. También nos ha dado la oración en los momentos oscuros porque esta mujer pasó tempestades espirituales con la oscuridad dentro, pero siguió rezando», ha concluido Francisco.