El Papa califica de «inaceptable» la muerte de niños «bajo las bombas»
En la cumbre por los derechos de los niños, ha denunciado la situación de los niños indocumentados en la frontera con los EE. UU. «Son las primeras víctimas»
La reina Rania de Jordania, el imán de la mezquita de Al Azhar (Egipto) Ahmed Al Tayeb, el economista Mario Draghi o el filósofo argentino Miguel Benasayag se han dado cita este lunes en el Vaticano. A todos ellos los ha congregado el Papa para reflexionar sobre los derechos de los niños.
La cumbre, que se está celebrando bajo el título Amémoslos y protejámoslos, ha sido abierta por Francisco, quien ha calificado de «inaceptable» la muerte de niños «bajo las bombas, sacrificados a los ídolos del poder, la ideología y los intereses nacionalistas». O los menores fallecidos como migrantes en el mar. «¿Cómo es posible que la vida de un niño tenga que terminar así?», se ha preguntado el Pontífice.
Durante su discurso, el Santo Padre también ha aprovechado para volver a hablar de la situación de los Estados Unidos a través de los ojos de los «niños indocumentados». Ellos son «las primeras víctimas de ese éxodo de desesperación y que son la esperanza de los miles que suben desde el sur hacia EE. UU. y a muchos otros sitios».
Por último, el Papa ha clamado contra «la práctica asesina del aborto» y ha alertado del «individualismo exagerado de los países desarrollados». Es, a su juicio, una práctica «perjudicial para los más pequeños», porque «a veces son maltratados o incluso reprimidos por quienes deberían protegerlos y nutrirlos».
La infancia negada a muchos niños a través de todas estas situaciones —ha concluido Francisco— «es un grito silencioso que denuncia la iniquidad del sistema económico, la criminalidad de las guerras, la falta de atención médica y de educación escolar».
150 millones de niños invisibles
Según se ha detallado al inicio de la cumbre, actualmente hay más de 40 millones de niños que están desplazados por los conflictos y aproximadamente 100 millones están sin hogar. Mientras tanto, otros 160 millones son víctimas de trabajo forzado, trata, abuso y explotación de todo tipo, incluidos matrimonios forzados.
Asimismo, existen 150 millones de niños invisibles que no tienen existencia legal. Esto supone un obstáculo para el acceso a la educación o a la atención sanitaria, y facilita el hecho de que puedan ser maltratados o vendidos como esclavos.
Ante todas estas circunstancias, «me da esperanza que estemos aquí, todos juntos, para poner a los niños en el centro, sus derechos, sus sueños, su demanda de futuro», ha dicho el Pontífice.