El Papa anuncia la boda de dos redactores del L'Osservatore Romano
Pide oraciones por las víctimas de las lluvias torrenciales que han caído sobre una parte importante de Europa Central
Antes de retomar la catequesis de la audiencia general en la plaza de San Pedro —tras dos semanas de parón por el viaje de doce días por el sudeste asiático y Oceanía— el Papa ha pronunciado un chascarrillo: «Quisiera empezar con una buena noticia, quisiera presentarles a dos suicidas, ¡estos dos se casarán el próximo sábado! Es hermoso ver cuando el amor nos lleva a formar una familia, demos gracias al Señor».
El Pontífice ha presentado así ante los fieles a la pareja de Monika Nowak y Arturo López Ramírez que suelen leer las catequesis en español y en polaco. Son además dos periodistas de L’Osservatore Romano que trabajan en las ediciones española y polaca y que habían confiado personalmente a Francisco la fecha y el lugar de su enlace.
«¡Qué lindo!», les respondió el Papa que no dudó en hacer pública su boda que se celebrará el sábado 28 de septiembre —en vísperas de la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael— en la iglesia de San Esteban de los Abisinios, en el Vaticano.
Francisco —como suele hacer cuando regresa de algún viaje— ha dedicado su alocución a recordar los mejores momentos de su periplo por Indonesia, Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea y Singapur:«Doy gracias al Señor, que me permitió hacer como Papa anciano lo que me hubiera gustado hacer como joven jesuita».
También ha lamentado que en la Iglesia tal y como está estructurada ahora «seguimos siendo demasiado eurocéntricos» o, como se suele decir, «occidentales». El Papa pudo experimentar esa riqueza de primera mano al conocer las comunidades eclesiales de los 4 países que ha visitado. Iglesias que no hacen proselitismo, sino que crecen por «atracción», ha dicho.
El Papa arrancó su viaje en Indonesia, donde los católicos apenas son el 3 % de la población, pero allí encontró «una Iglesia viva, dinámica, capaz de vivir y transmitir el Evangelio en un país que tiene una cultura muy noble, proclive a armonizar la diversidad». En ese contexto, tuvo la confirmación de cómo «la compasión es el camino por el que los cristianos pueden y deben caminar para dar testimonio de Cristo Salvador y encontrarse al mismo tiempo con las grandes tradiciones religiosas y culturales».
El Papa atravesó junto al gran imán, Nasaruddin Umar, la mezquita de Istiqlal —la más grande del Sudeste asiático— el paso subterráneo que une la catedral de Yakarta con este templo musulmán. «Allí vi que la fraternidad es el futuro, es la respuesta a la anti-civilidad, a las tramas diabólicas del odio y la guerra», ha señalado.
Francisco ha manifestado su alegría por descubrir «una Iglesia misionera, en salida» en la segunda etapa de su viaje, en Papúa Nueva Guinea, un archipiélago que se extiende hacia la inmensidad del océano Pacífico. Allí, las diferentes etnias hablan más de ochocientas lenguas y para el Pontífice es «un entorno ideal para el Espíritu Santo, al que le encanta hacer resonar el mensaje del Amor en la sinfonía de los lenguajes».
El Papa ha confesado que se conmovió al escuchar las canciones y la música de los jóvenes y ha asegurado que en ellos vio «un futuro nuevo, sin violencia tribal, sin dependencia, sin colonialismo económico o ideológico; un futuro de fraternidad y de cuidado del maravilloso ambiente natural».
Papúa Nueva Guinea puede ser un «laboratorio»de este modelo de desarrollo integral, animado por el «fermento» del Evangelio.
De su visita a Timor Oriental, donde el 98 % de la población se declara católica, el Papa ha destacado «la fuerza de promoción humana y social del mensaje cristiano». Allí, la Iglesia ha compartido el proceso de independencia con todo el pueblo, «orientándolo siempre hacia la paz y la reconciliación». En todo caso, Francisco ha querido matizar que «no se trata de una ideologización de la fe» sino de la «fructífera relación entre fe y cultura».
Por último, se ha referido a la ciudad-Estado de Singapur, que puso el broche final a su viaje. El Papa ha destacado que en este lugar —el país asiático más rico desde el punto de vista económico— también existen los «pequeños», que siguen el Evangelio y se convierten en sal y luz, «testimonios de una esperanza más grande de aquella que los beneficios económicos pueden garantizar».
Finalmente, el Papa ha pedio oraciones por las víctimas de las lluvias torrenciales que han caído sobre una parte importante de Europa Central. También ha recordado que el próximo sábado, 21 de septiembre, será el Día Mundial del Alzheimer, por lo que ha impulsado el desarrollo de la investigación científica para hacer frente a esta enfermedad. Por último, ha pedido rezar por la paz y ha vuelto a asegurar que «la guerra es siempre un fracaso». De nuevo ha vuelto a pedir que a los fieles que se no olviden de Palestina, Israel, la martirizada Ucrania, Myanmar, y otros lugares del planeta donde se viven conflictos.