El Papa: «A veces cuesta aceptar cuando Dios perdona a quienes, en nuestra opinión, no se lo merecen»
En el texto de la catequesis, Francisco subraya que «la mirada de Jesús no es de reproche, sino de misericordia» e invita a «no preocuparse demasiado por la propia imagen»
«El Señor resucitado sigue descendiendo a los infiernos de hoy, a los lugares de guerra, al dolor de los inocentes, al corazón de las madres que ven morir a sus hijos, al hambre de los pobres». Lo ha asegurado el Papa en el texto de la catequesis, que ha sido difundido por el Vaticano ante la todavía convalecencia de Francisco.
La reflexión ha estado centrada en torno a la figura de Zaqueo y en cómo Jesús va incluso a Jericó, que al estar «situada por debajo del nivel del mar» ha sido «considerada como una imagen de los infiernos», para «buscar a aquellos que se sienten perdidos».
Allí encuentra a Zaqueo, quien «probablemente se siente excluido, despreciado por todos», pero no tanto por su estatura, sino por las decisiones equivocadas que «tal vez tomó», ha señalado el Santo Padre.
A pesar de estas circunstancias —el odio ajeno y su tamaño reducido—, Zaqueo «no se desanima» y su «deseo fuerte» de ver a Jesús le lleva a encontrar «una solución»: Se sube a un árbol, una imagen de la que se ha servido el Pontífice para instar a «tener valor y no avergonzarse. Se necesita un poco de la sencillez de los niños y no preocuparse demasiado por la propia imagen».
Encaramado al follaje, el Señor encuentra a Zaqueo, que entonces estalla de alegría. Es el júbilo «de quien se siente mirado, reconocido y, sobre todo, perdonado. La mirada de Jesús no es una mirada de reproche, sino de misericordia».
Pero, ¿cómo es nuestra mirada ante esta escena?, cabría preguntarse. El Papa, en la catequesis, invita a hacerlo sin rencor. «A veces nos cuesta aceptar la misericordia, sobre todo cuando Dios perdona a quienes, en nuestra opinión, no se lo merecen. Murmuramos porque nos gustaría poner límites al amor de Dios».
Por último, Francisco aconseja a los fieles aprender de Zaqueo «a no perder la esperanza, incluso cuando nos sentimos marginados o incapaces de cambiar». Y añade: «Cultivemos nuestro deseo de ver a Jesús y, sobre todo, dejemos que nos encuentre la misericordia de Dios, que siempre viene a buscarnos, en cualquier situación en la que nos hayamos perdido».