El Papa a los Oblatos Benedictinos: «La lengua es para alabar a Dios, no para chismorrear»

El Papa a los Oblatos Benedictinos: «La lengua es para alabar a Dios, no para chismorrear»

En una audiencia por su V Congreso Mundial, el Papa Francisco ha pedido a los Oblatos Benedictinos no encerrarse en el individualismo y en la indiferencia ante los necesitados

Redacción
El Papa Francisco durante la audiencia a los participantes en el Congreso Mundial de los Oblatos Benedictinos. Foto: CNS.

Papa Francisco ha invitado a los Oblatos Benedictinos, en la mañana de este viernes, a seguir dilatando su corazón y a entregarlo cada día al amor de Dios, sin dejar de «buscarlo, de testimoniarlo con pasión y de acogerlo en los más pobres».

El Pontífice ha recibido en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los participantes en el V Congreso Mundial de los Oblatos Benedictinos. Les ha pedido no encerrarse en el individualismo, no caer en la indiferencia ante los necesitados y no utilizar la lengua para habladurías que «ensucian» a los demás.

En su intervención, el Papa Francisco ha hecho una reflexión sobre la acogida. Hoy «la tentación es encerrarse en uno mismo», ha manifestado; y esto se hace también con el «chismorreo, ensuciando a los demás», juzgándolos y encerrándose en uno mismo. La «lengua es para alabar a Dios, no para chismorrear sobre los demás», ha añadido.

El Santo Padre se ha servido de san Benito y del prólogo de su regla, donde habla de tener un «corazón dilatado por la indecible soberanía del amor», para introducir tres aspectos que derivan de esta dilatación: la búsqueda de Dios, la pasión por el Evangelio y la hospitalidad.

Testigo y no acusadores

Francisco ha invitado a los religiosos benedictinos a transformar la vida cotidiana, «trabajando como levadura en la masa, con competencia y responsabilidad, y al mismo tiempo con mansedumbre y compasión». Les ha pedido ser cristianos testigos y no cristianos acusadores. «El acusador es uno solo: el diablo. No hagamos el papel del diablo, hagamos el papel de Jesús, de la escuela de Jesús, de las bienaventuranzas», ha exhortado.

También les ha hablado de la hospitalidad y de la amabilidad que se debe mostrar al huésped, de la que también escribió en su regla san Benito. Los pobres fueron los protagonistas del final de su reflexión: «Es precisamente en ellos donde se recibe a Cristo de un modo muy especial», ha concluido el Papa, recordando un texto del fundador de la familia benedictina.