El obispo que necesitaba Madrid
La evangelización, la acogida de migrantes y víctimas de abusos, los jóvenes o la espiritualidad popular han sido ejes clave en el último destino episcopal de Osoro
«Señor, ayúdame a ser tú en medio de Madrid». Así hablaba el cardenal Carlos Osoro Sierra en su homilía de inicio de pontificado. Nueve años después, en conversación con Alfa y Omega, con motivo del Año Santo de san Isidro, repetía: «Le he pedido a san Isidro que me dé la capacidad para ser el obispo que hoy necesita Madrid en las cosas que hago, que digo y que vivo». Un hilo invisible que recorre la misión del hombre que el pasado 12 de junio pasó a ser arzobispo emérito. Osoro comenzó su ministerio el 25 de octubre de 2014, sucediendo en el cargo al cardenal Antonio María Rouco Varela. Creado cardenal en 2016, estos años han sido enormemente prolíficos en iniciativas. Una actividad frenética que habla de esa «Iglesia en salida» que propone Francisco y que Osoro ha asumido como guía, tratando de poner en el centro a los vulnerables y a los alejados.
El Plan Diocesano de Evangelización (2015-2018) y el Plan Diocesano Misionero (2019-2022) son un compendio que resume la idea de fondo del purpurado: la conversión personal y comunitaria necesarias para salir a los caminos, al encuentro con los madrileños. La preocupación social ha sido otro de sus grandes ejes. Apenas un año después de comenzar su ministerio creó la Mesa por la Hospitalidad. Un proyecto integrado por siete instituciones sociales de ámbito católico para la colaboración en la respuesta a la emergencia de migrantes y refugiados en situación de calle en la archidiócesis de Madrid. En carta pastoral por esas fechas, el entonces arzobispo de Madrid exigió que «no robemos la dignidad del hombre» y exhortó a trabajar «incansablemente por quienes llegan de otros lugares», haciendo «que se reconozcan sus derechos». Igualmente, la preocupación por las víctimas de abusos sexuales, de poder, de conciencia y cualquier otro en el ámbito de la Iglesia y fuera de ella lo llevaron a crear Repara, una entidad pionera que ha atendido a más de 350 víctimas desde su fundación y que, a día de hoy, ya se ha replicado en otras diócesis. Todo ello siguiendo la política de «tolerancia cero», como repitió en diversas ocasiones.
El interés por los jóvenes lo movió a acompañarlos en multitud de ocasiones. La vigilia mensual de los primeros viernes de mes en la catedral se convirtió en un momento privilegiado para el diálogo y la oración. Además, participó en las JMJ de Cracovia y Panamá. Otro gran hito en la pastoral juvenil de estos años fue el Encuentro Europeo de Jóvenes promovido por la Comunidad de Taizé entre finales de 2018 y principios de 2019. Cerca de 20.000 jóvenes de toda Europa se congregaron en Madrid.
Tampoco la espiritualidad popular le ha sido ajena al arzobispo madrileño. En 2018, coincidiendo con el 25 aniversario de la catedral de la Almudena, el Papa Francisco, a petición del cardenal Osoro, convocó un año jubilar en la diócesis. Un jubileo pedido «antes de proponeros el segundo Plan Diocesano», explicaba el purpurado, para «acercarnos a nuestra Madre». En este tiempo la diócesis ha vivido un segundo gran año santo, el de san Isidro, con motivo del 400 aniversario de la canonización del patrón de Madrid. El pistoletazo de salida se dio en mayo de 2022 con una exhortación del arzobispo a «promover el valor y la dignidad de la familia, defender el trabajo digno, cuidar la tierra…». La santidad pegada a la vida de las personas.
«No me he guardado nada», explicó Osoro en la rueda de prensa en la que se anunció que el Papa aceptaba su renuncia. Nueve años después, la capital despide a su pastor y le agradece su trabajo, convencido de que, como sus predecesores, fue «el obispo que necesitaba Madrid». La Eucaristía de acción de gracias por el pontificado del cardenal Osoro será el 24 de junio a las 12:00 horas en la catedral de la Almudena.