El obispo de Dublín alerta de la «epidemia» de consumo de crack en Irlanda - Alfa y Omega

El obispo de Dublín alerta de la «epidemia» de consumo de crack en Irlanda

Entre 2014 y 2020, el número de personas que piden ayuda para tratar su adicción a la cocaína cristalizada se multiplicó por cuatro. El consumo ya genera problemas en algunos barrios de la capital de Irlanda

María Martínez López
Algunos consumidores de crack acaban viviendo en la calle. Foto: AFP / Spencer Platt.

La Iglesia en Irlanda comparte la preocupación social por «la epidemia del crack y la violencia que le pisa los talones», un problema que «está arrasando sin control». Dermot Farrell, arzobispo de Dublín, dedicó la homilía del primer domingo de Adviento a esta cuestión. El problema se ha estado gestando en los últimos años, y según los expertos la pandemia lo ha agravado.

Según el último informe anual de la Junta de Investigación en Salud (HRB por sus siglas en inglés), entre 2014 y 2020 el número de personas que pedían ayuda para tratar esta adicción se multiplicó por cuatro. Además, por primera vez la cocaína era la droga más común entre estos nuevos ingresos; un indicador de que su uso se está incrementando de forma generalizada. A pesar de ello, entidades como el Equipo de Drogas y Alcohol de Tallaght calcula que solo están llegando al 25 % de personas con este problema en su área.

Estos datos se han visto reforzados por otros a nivel europeo. El informe anual del Centro Europeo para el Seguimiento de las Drogas y la Adicción (EMCDDA por sus siglas en inglés), publicado en junio, alertaba de un incremento en el consumo de cocaína y en las cantidades incautadas por las fuerzas de seguridad, que en 2019 alcanzaron un récord, al pasar de 177 toneladas en 2018 a 213.

Normalización

También se multiplican en los medios de comunicación los reportajes sobre este problema, con testimonios directos. En verano, un programa de investigación realizado por la televisión pública de Irlanda, RTE en el barrio de Ballymun, en el extrarradio de Dublín, mostró cómo en cuatro horas, se produjeron hasta 40 ventas de droga. Otros barrios afectados son Tallaght y Whitechurch. Y, fuera de la capital, la ciudad sureña de Limerick. En estas zonas, se han detectado también incrementos en la mendicidad y la violencia.

Otra señal de alarma a la que apuntan los expertos es que esta adicción parece estar afectando cada vez más a las mujeres. Según el informe del HRB, son más las mujeres que piden ayuda que los hombres. Si la cifra de varones se mantiene estable, la de mujeres se ha incrementado en un 80 % desde 2018.

Las causas del problema «son complejas y están profundamente asentadas», apuntaba en su homilía Farrell. Una de ellas, denunciaba, es «la normalización de la cultura de las drogas», que hace que «para algunas personas tomar drogas se ha vuelto tan normal como tomarse una copa».

Más que «mejores programas»

No es así. El crack causa estragos porque es altamente adictivo. Es una forma de preparar la cocaína, cristalizada en pequeñas piedras, que se consume fumándolo en pequeños tubos de vidrio. Resulta más problemático que otras drogas o formas de consumo porque hace efecto mucho más rápido y no te deja inconsciente, por lo que se puede seguir consumiendo. Para seguir notando el efecto, algunos adictos la alternan con heroína, que deprime su sistema nervioso.

Esto es «una cuestión social» que necesita «una respuesta social», afirmaba el arzobispo de Dublín. Siguiendo la encíclica Fratelli tutti, no podemos pensar que es un problema «de otros». Con todo, la «buena voluntad y los muchos esfuerzos» de distintos grupos y de los líderes religiosos y políticos de Irlanda le hacen confiar en que «pueden ser abordadas» para ponerle fin.

«La solución a la actual epidemia de droga no está solo en detener la inundación de drogas ilegales, en desmantelar a las bandas y los carteles, en una labor policial más efectiva, en reforman el sistema penal o en invertir en áreas históricamente en desventaja, sino que también es una cuestión de carácter», subrayaba el arzobispo de Dublín. «La verdadera respuesta no es solo un mejor programa, sino la disponibilidad de viajar con las familias cuyos miembros han caído en la trampa de vendedores sin escrúpulos, vendedores de muerte».

«Cristo es el camino para ese enfoque». En este Adviento, «viene a nosotros en quienes están asustados, en quienes están aislados y solos, en los devastados por la adicción o la violencia». Refiriéndose a las entidades que trabajan para ayudar a estas personas, subrayó que «dan testimonio de que Cristo y su reino están cerca de nosotros, y que el Señor no ha abandonado a su pueblo».