El mundo sí escuchará a los santos - Alfa y Omega

El mundo sí escuchará a los santos

El cardenal Rouco hizo el viernes, desde Roma, un balance de los trabajos del Sínodo. En un encuentro con la prensa, el arzobispo de Madrid resaltó una idea: más que nuevos métodos, la nueva evangelización necesita santos

Antonio María Rouco Varela
Benedicto XVI, con el cardenal Rouco y un grupo de jóvenes, llega a la madrileña Puerta de Alcalá para la JMJ de Madrid 2011
Benedicto XVI, con el cardenal Rouco y un grupo de jóvenes, llega a la madrileña Puerta de Alcalá para la JMJ de Madrid 2011.

Es el sexto Sínodo en el que participa el cardenal Rouco, que percibe un crecimiento de la comunión eclesial. Frente a la secularización, gran reto para la Iglesia en todo el mundo, el cardenal admite que son necesarios «nuevos lenguajes» y métodos, pero subraya que la gran respuesta que debe dar la Iglesia es conversión y santidad. El arzobispo de Madrid afirma además que los nubarrones no deben impedirnos ver y valorar numerosos signos de esperanza presentes hoy en la Iglesia. Éstas fueron algunas de sus palabras:

Los escenarios de la nueva evangelización

«Puedo constatar que, desde el primer Sínodo en el que participé, en 1990, se ha producido un crecimiento en comunión de los obispos entre sí y con el Santo Padre, en comunión no sólo afectiva, sino efectiva, sobre todo en la visión pastoral de los problemas con los que se enfrenta la Iglesia en el ejercicio de su misión. También resaltaría la presencia de una nueva generación episcopal; ya se puede hablar del episcopado de Benedicto XVI. Eso también enriquece, sobre todo desde el punto de vista de la experiencia de la Iglesia, que no es ya la del inmediato posconcilio, ni la de los Sínodos marcados por la preocupación por la aplicación recta y fiel del Concilio. Esa psicología va siendo sustituida por otra, por la psicología episcopal de los años de Juan Pablo II, del gran lanzamiento pastoral de la Iglesia, y por la aparición y extensión de lo los nuevos carismas, las nuevas realidades eclesiales».

«Y luego hay un dato cada vez más relevante. Es verdad que, en los años 60, ya se hablaba de la aldea global, pero era como una profecía. Ese futuro se ha hecho presente. Y es curioso cómo, a la hora de precisar lo que llaman instrumentum laboris, los escenarios de la nueva evangelización en cualquier parte del mundo, se da la nota de la secularización, del apartamiento de Dios, de la crisis de fe. El Sínodo está tratando de ofrecer al Santo Padre puntos de vista y respuestas frente a la pobreza material, la falta de esperanza, el miedo al futuro…».

«También vemos en la Iglesia realidades donde el a Cristo se hace pleno y gozoso. Se han hecho alusiones a las Jornadas Mundiales de la Juventud, en las que se ha puesto de manifiesto la nueva acogida de Cristo en un sector amplio de la juventud del mundo, y también de la española. No se pueden minusvalorar los hechos. Ahí está la JMJ de Madrid 2011; ahí están las realidades de pastoral juvenil. En el Sínodo, ha hablado el párroco de Nuestra Señora de Caná, una parroquia de Madrid, en donde se puede ver que los jóvenes no están lejos de la Iglesia, sino todo lo contrario, como en muchas otras parroquias de Madrid se puede ver. Y están los nuevos movimientos y nuevas realidades de la vida de la Iglesia… Es decir, ante un panorama que es sombrío, que parece que le puede quitar a uno la sonrisa, hay esa otra realidad, en la que la sonrisa vuelve otra vez al corazón».

El corazón de este Sínodo

«Evangelizar es lo que hace la Iglesia. Según la bellísima definición de Pablo VI, la Iglesia ha nacido para evangelizar, para llevar a Cristo al hombre para que le salve. ¿Qué quiere decir nueva evangelización? Hacer lo que se tiene que hacer y se ha hecho siempre, ahora de nuevo. El elemento de más novedad consiste en llevar a Cristo allí donde, desde hace 2.000 años, se creyó en Cristo, y además de una forma casi unánime, y ahora se ha producido un alejamiento. El Sínodo de Europa, del cual salió la Exhortación postsinodal Iglesia en Europa, constata que en el Viejo Continente se ha producido una apostasía silenciosa. Algo de esa apostasía nos ha tocado a España, aunque no tanto como a otros países. La ignorancia religiosa, el vivir como si Dios no existiera, se ha hecho común, y de una forma no muy pensada, no muy deliberada. Es una especie de nuevo paganismo. Desde ese punto de vista, hay que evangelizar de nuevo a grupos que fueron cristianos, y que ahora no lo son. Eso sí es una novedad, sobre todo por la amplitud y singularidad del fenómeno desde el punto de vista histórico».

«Hay que hablar también de nueva evangelización en el sentido de que, quizás, no basta con los métodos de siempre de predicación, de catequesis… En la Iglesia han nacido muchas iniciativas muy carismáticas que quieren ayudarla en este camino. Hay toda una respuesta que el Señor nos está facilitando a través de dones y carismas extraordinarios para responder a esta situación».

La respuesta es la santidad

«Se está aludiendo muchísimo en el Sínodo a la santidad, como el camino fecundo a la hora de encontrar lenguajes nuevos, formas nuevas de acercarse al hombre, de hacerse presente en el mundo de la cultura, en el mundo del trabajo… Se habla de los nuevos lenguajes, y efectivamente uno tiene que conocer el lenguaje actual. Ahora bien, uno puede utilizar un lenguaje literariamente fantástico y muy cercano, y no producir ningún efecto de conversión, y alguien que habla más torpemente, pero que deja traslucir un alma y un corazón convertidos, convence más que mil buenos libros. Hay un ejemplo muy curioso en la Historia, el de san Juan María Vianney, el cura de Ars. Si hubo una figura evangelizadora en la Francia del siglo XIX, fecunda, que llegó a todo el mundo de una manera increíble, fue él, que, si aprobó la carrera sacerdotal, fue por misericordia, para poder ordenarlo, y lo mandaron a Ars, como si fuera un destierro…».