El mundo necesita signos - Alfa y Omega

El mundo necesita signos

Responsables españoles de nuevas realidades eclesiales, en el Sínodo

Redacción

¿Cómo despertar el interés por el cristianismo de un mundo que vive alejado de Dios? Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, se planteó este dilema ante el Sínodo: «La fe viene de la escucha, y hoy vivimos en una sociedad secularizada, que tiene los oídos cerrados». Así pues, «si queremos evangelizar, es preciso dar signos que abran los oídos al hombre contemporáneo».

La gran respuesta es el testimonio, según el sacerdote Julián Carrón, presidente de Comunión y Liberación. «El lugar privilegiado para despertar» el interés por el cristianismo «es la vida cotidiana, donde como cristianos entramos en relación con nuestros hermanos los hombres». En las últimas décadas, pese a todos los esfuerzos por «mejorar los instrumentos de la transmisión de la fe», se ha constatado que eso no basta. El mundo requiere signos más convincentes: «Sólo una criatura nueva, que testimonia una vida cambiada, puede volver a suscitar una curiosidad por el cristianismo»; personas en cuya vida personal y comunitaria se ve «realizada esa plenitud que uno desea alcanzar, pero no sabe cómo». De otro modo, «seguiremos realizando esfuerzos ingentes sin abordar de manera adecuada la raíz del problema», que pasa, en definitiva, por la exigencia de una conversión personal en los propios cristianos. «¿Cómo superar esta fractura entre la fe y la vida?». Ahí está, dice don Julián Carrón, «la raíz del problema».

¿Formar elites anticlericales?

Poco después de la intervención de Kiko Argüello, el 17 de octubre, tomaba la palabra en el Sínodo doña Lydia Jiménez González, Directora General del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, que habló sobre la evangelización en el mundo educativo. «Hemos visto, con dolor, cómo muchos alumnos de nuestras escuelas católicas, educados con rigor en el estudio, han llegado a ser líderes sociales enemigos de la fe y de la Iglesia», constataba.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Cómo es posible revertirla y llevar a cabo una auténtica evangelización en el mundo educativo, para dar respuesta a lo que el Papa ha denominado emergencia educativa? En primer lugar —responde—, es necesario «mantener la identidad católica de nuestros centros» y «establecer en nuestros centros un programa serio e integral de formación en la fe». Un camino seguro para ello es la «fidelidad creativa al carisma fundacional». Otros puntos que señala la directora de las Cruzadas es la «práctica de las virtudes mediante un programa serio de educación de la voluntad», introducir programas «de educación de la afectividad», así como «fomentar el ejercicio de la caridad» y cultivar la «atención personaliza» al alumno.

En definitiva, se necesita tener claro que las escuelas y universidades católicas no pueden aspirar a ser «centros de cultivo de personas muy cultas, pero bautizadas descreídas». Cuando estos centros mantienen su identidad «y se realiza la educación en la fe, surgen vocaciones para la congregación y para todos los estados de la vida cristiana».

Doña Lydia Jiménez pide, por ello, a los obispos «una atención especial a los centros de titularidad católica de sus diócesis. Que velen porque no desaparezcan y mantengan su clara identidad católica como contribución eficaz a la formación de nuevos y creíbles evangelizadores».

Don Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación: «El cristiano debe poder suscitar en los demás curiosidad y deseo de plenitud»

Ha sido «una gracia poder participar en un gesto de esta naturaleza de la vida de la Iglesia, y por otra parte una responsabilidad hacia la cual yo siento totalmente mi inadecuación a un acontecimiento tan importante», dice el sacerdote español don Julián Carrón, invitado por Benedicto XVI a esta gran asamblea eclesial, que ha acudido para tratar de «aportar la experiencia del movimiento de Comunión y Liberación» a la tarea de la nueva evangelización:

Últimamente, ha insistido usted mucho en la categoría de testimonio, y también el Sínodo afirma claramente que ése es el camino…
El cristianismo comienza cuando Dios, haciéndose hombre, pone en la realidad una presencia humana, que como dice el Evangelio la gente buscaba. Con Cristo, la vida adquiría una intensidad, una plenitud que no se encontraba en ningún otro lugar. Esto es el testimonio: una presencia que testimonia algo distinto, la presencia del Misterio en una persona, que lleva la vida a una plenitud que sería imposible a los hombres alcanzar por sus propias energías. Poner delante de las personas que encontramos una vida así es lo que puede hacer hoy atractivo el cristianismo, como lo fue al principio. La cuestión fundamental, el desafío que tiene la Iglesia hoy, es la generación, por usar la expresión de san Pablo, de una criatura nueva, que, participando de la vida de la Iglesia, es transformada, y pone en la realidad una presencia tan atractiva como para que a los demás les suscite el deseo de no perderse lo que ven en ella. Porque todos los hombres deseamos esta plenitud, pero muchas veces andamos a tientas. Que alguien se encuentre ante alguien en quien puede reconocer esa plenitud, esto es lo que le despierta la curiosidad y el deseo de poder participar de la plenitud que ve en el otro. Así es como el cristianismo se ha transmitido en la Historia.

Comunión y Liberación está hoy presente en países como Italia y España, pero también en Rusia, Brasil, Uganda… ¿Es muy distinto el tipo de anuncio que debe hacerse en cada uno de estos lugares?
No, porque en realidad el hombre es uno; el corazón es el mismo, aunque existan acentos particulares culturales. Nos encontramos siempre con que el deseo de felicidad y de plenitud es lo que define al hombre, cualquiera que sea la latitud en la que vive. Por eso, al estar CL en sitios tan distintos, nos encontramos siempre con esa sorpresa de que haya personas que quieran participar de aquello que se nos ha dado.

RELACIONADO