El modelo español de trasplantes, ejemplo para la Santa Sede - Alfa y Omega

El modelo español de trasplantes, ejemplo para la Santa Sede

El segundo taller de la Pontificia Academia de las Ciencias para luchar contra el tráfico de órganos ha estado liderado por España. Nuestra gestión de trasplantes es una herramienta que replicar para luchar contra esta esclavitud

Cristina Sánchez Aguilar
La directora general de la ONT durante el taller, junto a Sánchez Sorondo y la embajadora Carmen de la Peña. Fotos: Gabriella Clare Marino

El tráfico de seres humanos es un fuerte rival para los dos negocios más oscuros y lucrativos que campan por el mundo: las armas y las drogas. En esta compraventa de personas tiene una amplia porción del pastel el tráfico de órganos. Cualquier persona sometida a una red de traficantes es susceptible de acabar siendo un donante obligado de una parte de su cuerpo. En Pakistán, conocida internacionalmente por ser un bazar de órganos, se venden riñones a 2.000 dólares, aunque el receptor del primer mundo lo pague a 80.000. También las redes sociales se han convertido en nuevas formas de reclutamiento y, en 2017, la televisión pública alemana ARD desveló que en los campamentos de refugiados de Turquía florecía un mercado clandestino de órganos en el que muchos de los migrantes se ponían a disposición para obtener dinero y continuar el trayecto.

Estos son solo tres ejemplos que aterrizan la escalofriante cifra que ofrece la OMS: entre el 5 y el 10 % de todos los trasplantes realizados en el mundo proceden del tráfico de órganos. Este delito, afirma el Ministerio de Sanidad español, «ocurre normalmente en el contexto del turismo de trasplante, en el que pacientes de países ricos o con minorías ricas, se trasplantan en países en vías de desarrollo». Este problema, del que ningún país está libre, se volvió a poner sobre la mesa la pasada semana, cuando la Pontificia Academia de las Ciencias organizó su segundo taller internacional –el primero fue en 2017– para luchar contra esta esclavitud moderna, un mandato específico que el Papa Francisco encargó a la institución liderada por Sánchez Sorondo. Esta vez fue España, líder mundial en gestión de trasplantes desde hace más de 30 años, la que encabezó un encuentro al que asistieron online más de 250 profesionales del trasplante y representantes de los ministerios de Sanidad de 98 países. «Hemos buscado poner de manifiesto frente a los Estados miembro, frente a los profesionales, y sobre todo, frente a los ministerios, la relevancia de enfocar las políticas sanitarias hacia el tratamiento de la insuficiencia orgánica terminal con el trasplante y hacer todo el esfuerzo posible por desarrollar la donación», asegura en conversación con Alfa y Omega la directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, organizadora del taller, que estuvo acompañada por Carmen de la Peña, embajadora de España ante la Santa Sede.

Beatriz Domínguez-Gil

Directora general de la Organización Nacional de Trasplantes

«La Santa Sede ayuda mucho a centrar la atención de los gobiernos de determinadas zonas del mundo».

En países como España y Estados Unidos, se superan los 110 trasplantados por cada millón de habitantes, mientras que en otras naciones están en uno o dos casos. «Esta situación es la causa raíz del trafico de órganos y del turismo de trasplantes», explica Domínguez-Gil. «Es un delito terrible que, afortunadamente, en nuestro país no sucede porque tenemos una legislación rigurosa y adecuadamente implementada», constata la directora general de la ONT. «Pero sobre todo, porque hemos conseguido un sistema que permite que el ciudadano español que necesita un trasplante sea el que más probabilidades tenga del mundo de conseguirlo cuando lo necesita».

Este sistema, conocido internacionalmente como el Spanish model, fue el caso de éxito que Domínguez-Gil presentó en el taller de la Santa Sede, entre cuyos participantes ya había países que han ido implementando partes durante los últimos años. «Nuestro modelo ha dado muestras de éxito en Croacia o Reino Unido, y en otros países europeos como Francia, Portugal o Italia». También ha sido ejemplo para Canadá o Australia, y varios países de Iberoamérica, que «han multiplicado por dos su tasa de trasplantes desde 2005».

El replicado modelo español se basa en tres elementos. El primero, «el Sistema Nacional de Salud, público y universal, que permite aplicar con facilidad el concepto de reciprocidad; es decir, todo el mundo puede acceder a una terapia tan sofisticada como un trasplante sin ningún tipo de discriminación». En segundo lugar está «la solidaridad de los ciudadanos españoles», y en tercer lugar lo que, según Domínguez-Gil, verdaderamente nos diferencia de otros países que también tienen buenos sistemas sanitarios y vecinos comprometidos, que es el modelo de gestión. «Es infrecuente que se fallezca en condiciones de ser donante. Tiene que ocurrir en una UCI, con ventilación médica… Calculamos que entre un 1 y un 2 % de las personas que fallecen en un hospital lo hacen en esas circunstancias». Por este motivo, «hay que tener concebido un sistema organizativo que permita localizar esas circunstancias de fallecimiento y organizar un complejo proceso para que no se pierda la oportunidad». En España, esta gestión se sustenta en el coordinador hospitalario de trasplantes, un profesional de medicina intensiva que cuenta con el apoyo de la ONT y las coordinadoras autonómicas de trasplantes. «Este taller puede ser especialmente útil para países de Asia, África u Oriente Medio, donde todavía queda mucho camino por recorrer».

10 % de los trasplantes necesarios se pudieron realizar en 2019, según datos del Observatorio Global de Trasplantes

5-10 % de trasplantes que se realizan en el mundo proceden del tráfico de órganos, según calcula la OMS

110 trasplantados por cada millón de habitantes en países como España o Estados Unidos. En otros están en uno o dos