El mayor caso contra el proxenetismo en España sube el telón
El caso Carioca identificó a 440 mujeres como víctimas o testigos de explotación sexual, a veces con la connivencia de policías y guardias civiles. La obra Aquí nunca pasa nada, de Teatro Sin Papeles, lo recrea
La mayor causa judicial que ha habido contra el proxenetismo en España tiene un nombre: Operación Carioca. Abierta en Lugo a raíz de una denuncia en 2008, se investigó todo un entramado de prostitución y trata con fines de explotación sexual con cerca de 90 imputados y 377 testigos. Una causa que escandaliza especialmente por la implicación de policías locales, nacionales y guardias civiles, algunos de ellos en activo y altos cargos, que actuaban como cooperadores y cómplices de la explotación de las mujeres.
«Llevábamos años siguiendo el caso porque se había convertido en un símbolo. Una jueza tiraba del hilo y descubría lo que muchos sabíamos: que hay demasiados sectores de la sociedad implicados y que somos muchos los que miramos para otro lado», cuenta Moisés Mato, experimentado pedagogo y director teatral, fundador de la técnica del teatro de la escucha y comprometido desde hace décadas con las luchas de los más empobrecidos de la tierra. Además, es el director de la obra Aquí nunca pasa nada, una propuesta creativa de teatro documental que lleva a los escenarios el caso Carioca y recrea los acontecimientos más importantes de la investigación. La causa judicial se saldó con la absolución de la mayor parte de los imputados y la destitución de la jueza Pilar de Lara, que recibió amenazas y tuvo que llevar escolta para ella y su hija. Precisamente ese fue el punto de inflexión para Mato: «El día que echaron a la jueza sentí que debíamos hacer esta obra. La justicia había fallado una vez más y siempre a las personas más débiles; esta vez, a las mujeres prostituidas».
La representación, desarrollada gracias a un micromecenazgo, está producida por la compañía Teatro Sin Papeles, que fue fundada en 2016 y está formada en su mayoría por personas migrantes. Con más de cinco montajes a la espalda, Moisés Mato explica que los procesos de creación «necesitan ser cocinados a fuego lento»: confrontando testimonios, investigando y estudiando el tema desde diversas perspectivas. «Nuestro teatro no quiere refugiarse en los debates sobre la neutralidad de la puesta en escena. Eso es imposible», afirma.
En el caso Carioca, cerca de 200 mujeres fueron identificadas como testigos o como víctimas de trata y explotación sexual. Según los autos judiciales, las mujeres explotadas hacían jornadas de hasta doce y 14 horas en un entorno de «sometimiento, miedo, intimidación y terror» siendo víctimas de insultos, vejaciones y palizas continuas. «Interpretar esta obra es una experiencia que te remueve», asegura Olga Compte, una de las actrices. Implica «tocar el dolor, abrir la caja de los silencios, interpelarse e interpelar cada día», no solo en el «nivel técnico» de los personajes, sino centrándose en «las personas que siguen viviendo esta tremenda realidad». Bajo los focos, Compte y Luisa Anaya interpretan a dos mujeres, una jueza y una mujer prostituida. A través de su encuentro nos adentramos en el corazón de las mafias y las estructuras judiciales. Para prepararse, las actrices han tenido que «leer sentencias y declaraciones, investigar y tener entrevistas con víctimas de trata». «Es inmenso el dolor que viven las mujeres prostituidas, e inmenso y duro el silencio que lleva siglos sepultándolas en vida», apunta Compte. Por su parte, Anaya asegura que «actuar representando a muchas mujeres que han sido víctimas de explotación sexual es una responsabilidad que intimida, el motor por el que busco el compromiso, la empatía y la verdad».
Desde la compañía añaden que la obra es también una historia de dignidad y una provocación a la acción. El director reconoce que «la gente sabe que este es un teatro diferente y se acerca a nosotros a preguntar cómo se puede implicar». Aquí nunca pasa nada se estrenó el pasado mes de octubre en la Sala Metáforas de Madrid superando todas las expectativas, con varios pases y llenos absolutos. Con actuaciones prácticamente semanales, el elenco recorre diferentes ciudades de España con esta obra distinguida por su sencillez en los medios y por el diálogo con el público. Una puesta en escena que acerca a la realidad salvaje de tantas mujeres en nuestro país y es también, a la vez, un canto a la esperanza y a la amistad. Un alegato contra la explotación de las mujeres. Un acto de memoria y un clamor contra la indiferencia.