El madrileño José Merino Andrés es declarado venerable: «Le marcó el incendio del colegio de los jesuitas»
José Merino Andrés es declarado venerable, junto a una religiosa de Cigales que tuvo experiencias místicas. Asimismo, serán beatificados once sacerdotes, mártires bajo el nazismo y el comunismo
El madrileño José Merino Andrés se ha convertido en nuevo venerable de la Iglesia. El Papa ha firmado el decreto en el que se reconoce que este fraile dominico vivió las virtudes en grado heroico durante una reunión que ha mantenido este viernes 24 de octubre con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.
Merino Andrés nació en Madrid el 23 de abril de 1905. Fue un hombre de parroquia y de la Acción Católica, donde «su vocación maduró», ha asegurado el Vaticano. A los 28 años ingresó en la Orden de los Predicadores. Concretamente en el convento de San Esteban, en Salamanca. Era el 22 de julio de 1933. Seis años después fue ordenado sacerdote.
700 jóvenes
Desarrolló su vida religiosa en La Felguera (Asturias) y Nuestra Señora de Atocha de Madrid, «dedicándose con fervor a la predicación y los sacramentos». En 1948 fue enviado como misionero a México, de donde regresó dos años después, cuando se le nombró maestro de novicios en el convento de los dominicos de Palencia, tarea que cumplió hasta 1966. Por el noviciado de San Pablo pasaron en esos años a más de 700 jóvenes entre 1950 y 1966.
Su salud le impidió continuar con la labor de maestro pero continuó su labor misionera hasta su muerte el 6 de diciembre de 1968. «Fue un religioso ejemplar, profundamente devoto de la Virgen María, humilde, pobre y obediente, siempre animado por una fe firme y una esperanza confiada en la misericordia divina», apuntan desde el Vaticano.
Por su parte, el también dominico José Luis Gago, en una conversación con El norte de Castilla, definió a su compañero como «un hombre de oración, contemplativo, y también de acción, que personificaba el carisma dominico, que se resume en tres palabras: estudio, meditación y predicación. Un hombre de espiritualidad muy intensa. De joven, durante la Guerra Civil, presenció el incendio de un colegio de jesuitas en Madrid, lo que le marcó mucho. Él ya pertenecía a Acción Católica, y su fe no hacía más que crecer. Esas experiencias que tuvo de joven y su profunda fe le condujeron a una vida de mayor consagración a Dios y a los hombres».
Experiencias místicas
Por su parte, María Evangelista Quintero Malfaz, también declarada venerable por León XIV, nació el 6 de enero de 1591 en Cigales (España). Provenía de una familia profundamente cristiana. Huérfana de ambos padres, siguió su vocación religiosa e ingresó en el monasterio cisterciense de Santa Ana, en Valladolid. Ejemplar en los cargos que desempeñó, vivió experiencias místicas que dejó por escrito, guiada por sus confesores Gaspar de la Figuera y Francisco de Vivar.
En 1632 fue enviada al nuevo monasterio cisterciense de Casarrubios del Monte (Toledo), del que fue nombrada abadesa el 27 de noviembre de 1634. Promovió la vida de oración y contemplación, continuando sus experiencias místicas, algunas con signos visibles. En 1648 su salud se debilitó gravemente y murió el 27 de noviembre de ese año. Cinco años después, sus restos fueron hallados incorruptos, mientras crecía su fama de santidad. Su vida estuvo marcada por el diálogo constante con Dios y por su deseo de ofrecerse como víctima junto a Cristo por la conversión de los pecadores.
El #Papa declara que los religiosos españoles José Merino Andrés, dominico (1905-1968) y Mª Evangelista Quintero, escritora mística cirtesciense (1591-1648) vivieron en grado heroico las virtudes, por lo que se avanza en su proceso de #Beatificación #DecretoSantos#Vaticano pic.twitter.com/Ok36acGePM
— Eva Fernández (@evaenlaradio) October 24, 2025
Mártires del nazismo y del comunismo
Asimismo, la Iglesia tendrá once nuevos beatos. El Papa León XIV autorizó la promulgación de los decretos referentes al martirio de nueve salesianos polacos asesinados entre 1941 y 1942 por odio a la fe, en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau, así como de dos sacerdotes diocesanos de la antigua Checoslovaquia ejecutados entre 1951 y 1952 durante la persecución religiosa emprendida por el régimen comunista instaurado en el país tras la Segunda Guerra Mundial.
Los decretos firmados por el Pontífice se completan con las virtudes heroicas del siervo de Dios Angelo Angioni, sacerdote diocesano, fundador del Instituto Misionero del Inmaculado Corazón de María, nacido el 14 de enero de 1915 en Bortigali (Italia) y fallecido el 15 de septiembre de 2008 en José Bonifácio (Brasil). También con las del siervo de Dios de Leone Ramognino, religioso profeso de la Orden de los Carmelitas Descalzos, nacido el 12 de febrero de 1890 en Sassello (Italia) y fallecido el 25 de agosto de 1985 en Varazze (Italia).