El libro de colores de Dolly Parton - Alfa y Omega

El libro de colores de Dolly Parton

Álex González
Dolly Parton
Foto: Flickr / Timothy Wildey

En esta labor concienzuda que tengo encomendada de divulgación de canciones espirituales compuestas o que han rescatado de los himnarios clásicos los grandes artistas norteamericanos, no podía olvidarme de la mujer que está catalogada como Reina de la música country. Es un título más que merecido por todo lo que ha hecho durante las seis décadas que lleva en activo Dolly Parton, la mujer de Tennessee que nació en el seno de una familia humilde y numerosa en cuya cabaña no tenía ni luz ni agua corriente y que a pulso se fue ganando el respeto de toda la industria musical. Lo hizo en todo lo que supone la música de la gente rural como es el country, esa que narra historias cotidianas; pero también se ha ganado el respeto del público amante de las canciones religiosas. Muestra de ello son canciones como God’s Coloring Book, un tema que lanzó en 1977 dentro de su álbum Here You Come Again y que compuso junto con otra estrella de la música del sur de Estados Unidos como Charley Pride. En este tema se habla sobre cómo Dios tiene un libro de colores que ha creado para reflejar la belleza y diversidad del mundo. La letra empieza así: «Hoy mientras caminaba / en los campos justo al final del camino / me senté en un tronco caído / para pasar el tiempo. / Y mientras miraba a mi alrededor / cuanto más miraba / es cuanto más me doy cuenta de que estoy viendo / el libro para colorear de Dios». 

Un tema precioso donde los colores simbolizan esa preciosidad que es la creación del planeta, pero donde también se abordan las diferentes etapas y experiencias que tiene la vida de los seres humanos. Es una canción de esas que conectan la naturaleza con la espiritualidad y desde hace décadas es todo un himno sobre la apreciación del entorno natural y sobrenatural que nos rodea. Se hace referencia a las flores de colores que crecen a lo largo de un arroyo, como pueden ser los dientes de león amarillos; un anciano con el cabello gris, un bebé con las mejillas rosas, o un cielo negro por el que viene una gran tormenta. 

No es un tema en el que Dolly le hable directamente a Dios, sino que siente su cercanía en cada uno de los rincones que tiene la naturaleza, reconociendo su poder divino en las cosas más cotidianas de la vida. La canción es toda una reflexión a la que la artista invita a los que la escuchen para apreciar cómo el ciclo natural se renueva y cómo cada día trae consigo una serie de nuevas oportunidades. b