El laico catequista, ministro evangelizador de la Iglesia
El ministerio laical de catequista instaurado por el Papa responde al clamor expresado ya en el Vaticano II y bendice especialmente a las Iglesias jóvenes
La instauración del ministerio laical de catequista a través del motu proprio Antiquum ministerium era necesaria, porque «da respuesta a un clamor arrastrado por los catequetas desde el Concilio Vaticano II y la Evangelii nuntiandi», asegura el delegado de Catequesis del Arzobispado de Madrid, Manuel M.ª Bru. Esta petición ha estado también presente en diversos Sínodos de obispos, en particular en el dedicado a la Amazonía, donde se puso de especial relieve la figura de los catequistas, responsables de comunidades a las que el sacerdote no puede llegar. «Desempeñan una misión insustituible en la transmisión y la profundización de la fe», recoge el motu proprio al referirse a estos líderes comunitarios.
La decisión papal, dada a conocer este martes, supone, en palabras del delegado episcopal, «un bien para la Iglesia por muchos motivos». El más destacado se dirige a «la teología de los ministerios, porque la misión de la Iglesia pasa por la evangelización y, hasta ahora, los ministerios laicales estaban relacionados únicamente con la liturgia –lectorado y acolitado–». De esta forma, este nuevo ministerio se relaciona directamente con dicha evangelización. Además, «se da un reconocimiento de primera línea en la Iglesia» a la figura del catequista laico, «lo que supondrá un acicate para profundizar en la formación y en el compromiso».
Otra de las virtudes de esta novedad, según destaca Bru, es que «las primeras beneficiadas van a ser las Iglesias jóvenes». También supone otro paso más para el afianzamiento de los laicos en la estructura eclesial. «Es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio Bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis», dice el punto 6 de Antiquum ministerium. Eso sí, «y es importante recalcarlo por los detractores que hay de esta decisión», esto se hará «sin ningún menoscabo a la misión propia del obispo, que es la de ser el primer catequista en su diócesis junto al presbiterio», y «a la particular responsabilidad de los padres respecto a la formación cristiana de sus hijos», explicita el texto.
«No hay puntada sin hilo en estas cuatro páginas», señala el delegado de Catequesis de Madrid. «Desde que existe esta petición en la Iglesia, quienes la han rechazado han defendido que no hace falta un ministerio para valorar al catequista». Pero el Papa no lo ve así, y ha recurrido a las Sagradas Escrituras para recordar que existe desde antiguo en la historia de la Iglesia. Otra de las advertencias que hace el texto es que «debe llevarse a cabo de forma plenamente secular, sin caer en ninguna expresión de clericalización». Esto conviene recalcarlo, añade Bru, porque «la misión del laico es transformar la sociedad, y el Papa relaciona transformar la sociedad con la catequesis; pero hay que huir del clericalismo».
Ahora será decisión de cada conferencia episcopal establecer los criterios normativos para que miles de catequistas accedan al ministerio. De hecho, solo en España, según la memoria de la CEE, en 2019 había 96.470.
Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización
En la presentación, el pasado martes en el Vaticano, subrayó el hecho significativo de que el Papa hiciera público este motu proprio en la memoria litúrgica de san Juan de Ávila. «La elección de esta fecha compromete a los catequistas a inspirarse en el testimonio de un santo que hizo fecundo su apostolado catequístico a través de la oración, el estudio de la teología y la comunicación de la fe».