El Jubileo también denunciará la trata de hombres - Alfa y Omega

El Jubileo también denunciará la trata de hombres

Aunque la imagen más inmediata al pensar en la trata es la de mujeres prostituidas, hay varones explotados en el campo, bazares y prostíbulos. La Iglesia de Madrid rezará por ellos en la Almudena

Rodrigo Moreno Quicios
Imagen de recurso de in hombre
Los abusos sexuales son factor de riesgo entre las víctimas para ser explotadas a futuro. Foto: Fundación Cruz Blanca.

Si las víctimas de trata son normalmente invisibles, aquellas que son hombres lo son doblemente porque «no solemos llevar las gafas para verlos». Cuando llegan a Madrid a través del aeropuerto de Barajas, la Policía «se activa mucho menos con ellos porque es más fácil identificar los casos de mujeres por cómo van vestidas o qué llevan en la maleta». Nos lo cuenta Carmen Ynzenga, referente de trata y atención humanitaria de la Fundación Cruz Blanca —especializada en atender a los hombres que la sufren— y coordinadora en el ente del «procedimiento de Barajas». Este es un protocolo diseñado junto al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para dar asilo y alejar de las mafias a las personas que llegan a la capital pensando que han logrado el trabajo de sus sueños pero que, en realidad, están a punto de ser explotadas laboralmente en un bazar o en el campo. O sexualmente en un prostíbulo.

Carmen Ynzenga visita a menudo el aeropuerto de Barajas para asesorar a víctimas.
Carmen Ynzenga visita a menudo el aeropuerto de Barajas para asesorar a víctimas. Foto: Fundación Cruz Blanca.

Para atender a estos recién llegados, no es necesario que terminen de caer definitivamente en los dormitorios donde los criminales esperan retenerlos, pues lo que busca precisamente el procedimiento es, a través de entidades como Fundación Cruz Blanca, «hacer una atención temprana antes de que se llegue al delito». En apoyo a entidades como esta y para rezar por quienes sufren esta lacra, la archidiócesis de Madrid celebrará el próximo domingo el Jubileo contra la Trata de Personas. Presidida por el vicario Pastoral, José Luis Segovia, la celebración en la catedral de la Almudena comenzará con un grupo de mujeres «que llevarán unas cadenas hechas con cartulinas al altar como símbolo de esclavitud y que las romperán para decir que la esperanza llega», detalla Begoña Iñarra, coordinadora de la Comisión contra la Trata de la diócesis de Madrid.

Una explotación sobre otra

Ynzenga nos revela algunas intervenciones concretas recientes. Hace dos semanas «asistimos a varios hombres vietnamitas que llegaron con la promesa de ganar trabajando en España 1.700 euros», una cantidad que no ingresan siquiera muchos nacionales y que les hacía parecer aquella «una oferta estupenda». Como denominador común, todos «eran huérfanos, tenían hermanos a los que cuidar y habían vendido todo lo que tenían para comprar el billete». Una vez en nuestro país, al desconocer los precios reales de la vida y estar a merced de sus explotadores para todo, pagarían a estos precios desorbitados por la comida y su precario techo hasta sumar una deuda insaldable que los retuviera de por vida.

Al olerse la estafa, una de las labores de la Fundación Cruz Blanca es «explicarles que en España lo legal es trabajar ocho horas, que tienen derecho al descanso y que los empleadores no les puede retener la documentación». Por cuestiones culturales, «no les da miedo trabajar 20 horas y dormir en un colchón en una tienda». Cegados por la posibilidad de sacar a sus hermanos de la pobreza y su ética del deber, una reacción común es que estos migrantes desoigan las advertencias de los técnicos. Igualmente «les ofrecemos recursos habitacionales que normalmente rechazan». Pero a pesar de esta prospección aparentemente estéril cuando se ven capaces de cualquier sacrificio por sus seres queridos, la conexión está hecha y «si en el futuro lo pasan mal pasando por situaciones de explotación, tienen nuestro teléfono para que sepan que no están solos».

En cifras

47 % de las víctimas de trata son hombres. Se les explota en comercios y en el campo.

5 % de las víctimas identificadas en explotación sexual son varones.

Otro caso: en septiembre llegó un grupo de hombres procedente de Comoras que «habían sufrido alguna explotación sexual en la infancia» y que «con mucha probabilidad» aquel era el mismo destino que les esperaba en nuestro país. Otra pista para detectar la trata a tiempo radica en que los mafiosos suelen trabajar al por mayor, por lo que «suelen enviar grupos grandes en un avión con pasaportes falsos y donde todos vienen con la lección aprendida». Sus vuelos tampoco suelen ser directos, pueden encadenar diferentes escalas y, «a veces, pasan meses parados en algún punto donde también son explotados».

Aunque la Fundación Cruz Blanca apenas dispone de recursos residenciales en Madrid, su ubicación en la ciudad donde todo pasa cumple una labor crucial. «Es nuestro nexo de unión para las derivaciones», explica Carmen Ynzenga, por lo que sirve para hacer una primera acogida y después emborronar el rastro que intentan seguir los captores trasladando a diferentes provincias a las víctimas cuando aceptan su ayuda o se la piden después. Si es conveniente, mueven juntos a quienes se pueden ayudar. En otros casos, separan a aquellos con perfiles conflictivos que puedan avasallar a sus compatriotas.

Los recursos residenciales de Cruz Blanca
Los recursos residenciales de Cruz Blanca están fuera de Madrid y sirven como «nexo de unión». Foto: Fundación Cruz Blanca.

Aunque la trata «sucede siempre en entornos muy ocultos, cada vez hay más». Cualquier persona con los ojos abiertos habrá visto algún local de alimentación donde se pueda comprar un café a las 9:00 horas y a las 23:00 horas una pizza al mismo tendero. «Lo sabemos todos, también la Policía. Pero lo que se intenta es tirar del hilo para dar con una red más grande». En este sentido, una persona de a pie también puede «detectar signos de trata si nos ponemos esas gafas para verla». Carmen Ynzenga se muestra muy agradecida porque «recibimos algunas llamadas» de vecinos que los ayudan a poner sobre el radar algunos negocios sospechosos. «Eso es lo que tenemos que conseguir a través de la formación y la sensibilización», reivindica.

Coincide con ella Begoña Iñarra, la coordinadora contra la trata de la archidiócesis madrileña, quien añade que «cuando conoces la realidad, puedes ofrecerte como voluntario en alguna de las organizaciones civiles y religiosas y formar grupos». Una tarea que encarga especialmente a los jóvenes.