El obispo de Getafe inaugura la campaña Nadie sin Hogar y pide «no ser ciegos ante esta realidad»

Cáritas Diocesana de Getafe ha presentado este jueves, 19 de octubre, la campaña Nadie sin Hogar 2023, que este año se celebra con el lema Comparte tu red. El acto se ha llevado a cabo en el poblado chabolista de Las Sabinas, en Móstoles, que sufrió especialmente los efectos de la reciente DANA en Madrid. Ha estado presidido por el obispo de la diócesis, Ginés García. «El hogar es un don —ha afirmado— y todos merecemos tener un don».

En un día especialmente lluvioso en Madrid, el poblado volvía a llenarse de agua y barro y los vecinos temían una nueva crecida del río Guadarrama, que discurre partiendo el asentamiento en dos: a un lado, las calles aún conservan algo de asfalto y las viviendas son más sólidas; al otro, es todo tierra y las casas, chabolas.

Para las madres de Las Sabinas, ha contado Noelia Fernández, responsable de Acción Social de Cáritas Getafe, «tener un hogar supondría descansar bien por las noches cuando empieza a llover a mares» o «bañar a sus hijos sin garrafas y botellas de agua». Porque el sinhogarismo no lo sufren solo las personas en situación de calle —39.487 atendidas en 2022 por todas las Cáritas diocesanas—, sino todos aquellos que «viven en chabolas, en coches, en situaciones infrahumanas», ha apuntado el obispo. Qué «dolor», ha continuado, «ver a personas hacinadas en pisos».

Este fue el caso de Joselyn, una joven peruana que llegó hace un año y medio a España con una niña de 6 años y embarazada de su segunda hija. Durmiendo en una habitación con otras dos chicas, en una casa donde había al menos diez personas viviendo, le exigieron 50 euros más al mes por la cuna de su bebé. Ahora, la joven vive en un piso de Cáritas para familias monoparentales, donde, y lo cuenta como algo absolutamente extraordinario para ella, su hija mayor «tiene una cama para dormir sola».

Como en el caso de Joselyn, el alquiler es la forma de residencia para el 57 % de las personas que atendió Cáritas Getafe en lo que llevamos de 2023; el 24 % vive en habitaciones alquiladas. De hecho, en el último año la entidad han aumentado un 55 % las ayudas para vivienda, pasando de un presupuesto de 22.000 a 41.000 euros.

Una casa que no es solo paredes y techo, sino un hogar, un concepto que engloba, en palabras de la responsable de Acción Social, «el entorno donde una persona puede establecer un proyecto de vida y relaciones con los otros». Por su parte, el obispo ha concluido haciendo «un llamamiento a todos para que no seamos sordos ni ciegos ante la realidad del sinhogarismo».