El ganador del Premio de Música Fernando Rielo evoca en su pieza la idea del martirio - Alfa y Omega

El ganador del Premio de Música Fernando Rielo evoca en su pieza la idea del martirio

Tibi, Domine, una pieza musical basada en la oración Sacra Martirial, de Fernando Rielo, se alza con el galardón por su «manejo tanto de la técnica como de la espiritualidad»

Begoña Aragoneses
Gandrille junto al director de orquesta Ignacio Yepes, durante la gala del fallo del premio
Gandrille junto al director de orquesta Ignacio Yepes, durante la gala del fallo del premio. Foto: Fundación Rielo.

La Fundación Fernando Rielo ha fallado la décima edición de su Premio de Música Sacra, un certamen internacional cuyo ganador ha sido el compositor francés Jean Charles Gandrille (1982) con su pieza Tibi, Domine. «Estoy muy orgulloso de que mi trabajo sea reconocido», ha declarado a Alfa y Omega. «Empecé a componer a la edad de 10 años y medio y es un camino difícil», ha destacado. Ha valorado las felicitaciones tanto del público como del jurado y también del director de orquesta Ignacio Yepes, que le valoró la composición tras el premio con un expresivo «¡qué bonita pieza!».

Al celebrarse este año el centenario del nacimiento de Rielo, fundador de los misioneros identes, era esta una «edición especial» en la que todos los participantes debían presentar una obra musicalizada de la oración que Rielo escribió en su adolescencia, la Sacra martirial: «Te prometo, Señor, vivir y transmitir el Evangelio con el sacrificio de mi vida y de mi fama; fiel al mayor testimonio de amor, morir por Ti». Así, Gandrille explica que para el comienzo de la pieza tuvo la idea de «resaltar el tema de la promesa a través de una música muy suave», que sin embargo se combina con un tema de trombón de fondo con tres notas de base que traslada «la idea de la muerte por martirio». A ello se le asocia «escalas microtonales descendientes de instrumentos de viento, evocando una caída».

A continuación, el coro repetirá en forma de letanías las palabras «tibi, Domine», en un movimiento ascendente que remite a una «oración inquietante». La tensión llega con las palabras «vivir y transmitir el Evangelio», cuando se retoma el trombón. «Tras un episodio de calma con instrumentos de viento y voces femeninas, aparece un episodio exuberante de orquesta y contrapunto» coincidiendo con las palabras «mayor testimonio de amor». La tensión va en aumentado con la repetición de la palabra «fiel» y la reaparición del tema de la muerte y el martirio con los tres instrumentos de metal, la trompeta, la trompa y el trombón «en forma de fanfarria». Los microtonales van en ascenso, continúa explicando el compositor, «como un impulso hacia el cielo y al esperanza». La obra concluye con unas llamadas como del canto de los pájaros en la flauta piccolo y una subida de cuerda hacia las notas altas, que se van alejando, «hasta el silencio final».

No tenía muy claro Gandrille presentarse a nuevos premios musicales después de haber sufrido algunas decepciones en certámenes anteriores. «Puede ser que lo que escribí no fue tan bueno, pero había simplificado mi escritura para hacerla más accesible a la mayoría de los amantes de la música. Este estilo quizá no fue del agrado de los jurados». Sin embargo, su primera profesora de órgano le animó. «Dudé porque no confío en los gustos de los jurados», pero como tenía tiempo y el texto impuesto, el de la Sacra martirial, le resultó asequible, «lo intenté».

Fallo muy reñido

La gala de fallo del premio se llevó a cabo el viernes 24 de noviembre en la iglesia de los Jerónimos, en Madrid, en un acto en el que estuvieron presentes los cuatro finalistas que se disputaban el galardón. Así, junto a Gandrille llegaron a la última fase ArcaS de Alfonso Romero-Ramírez (España); Sacra martirial de Ruggero Laganà (Italia) y Morir por Ti de Francesca Idini (Italia). La Orquesta y el Coro de Cámara QNK Ópera de Cuenca, dirigidos por Ignacio Yepes, que también era miembro del jurado, interpretó las cuatro piezas, de las 29 que se habían presentado a esta edición, llegadas de Alemania, Brasil, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, México, Polonia y Venezuela. Cada obra fue dirigida por Yepes de manera «extraordinaria», en palabras de Ascensión Escamilla, directora general de la Fundación Rielo. «Conocía muy bien las obras, matizó cada una y las vivió». Escamilla ha destacado además lo «reñido» que ha sido el premio «entre los cuatro finalistas». A pesar de ello, «en la obra ganadora había un manejo tanto de la técnica como de la espiritualidad que sobresalía» por encima del resto. «Ha cumplido mejor las bases del premio».

El Premio Internacional de Música Sacra Fernando Rielo nació hace diez años de ese deseo del fundador de los misioneros identes de «evangelizar la cultura». La fundación lo lleva a cabo tratando de impulsar «valores trascendentes, y en concreto la vía mística, a través del arte», sostiene la directora. El premio, así, «promueve que los músicos unan la espiritualidad y la calidad como compositores», teniendo en cuenta que «la música sacra no se reduce a la liturgia». «No se puede decir, por ejemplo, que la Novena sinfonía de Beethoven sea música litúrgica, pero sí hay un encuentro con lo trascendente». La fundación celebrará además el próximo 6 de diciembre la clausura de este año del centenario de su fundador con una Eucaristía presidida por el cardenal José Cobo, a las 12:00 horas en la cripta de la catedral de la Almudena.